RESUMEN DEL 2021

Un 2021 a medio gas

Imágenes fijas que hemos capturado para la memoria y para la historia. Un año mucho más rico y diverso que el anterior

Público en la instalación de Flora en el patio de los Naranjos.

Público en la instalación de Flora en el patio de los Naranjos. / FRANCISCO GONZÁLEZ

Un año de luces y sombras pero desde el punto de vista de la imagen mucho más rico y diverso que el 2020. Si el final del pasado año nos traía la esperanza, por fin, con la inoculación de las primeras vacunas para los mayores de las residencias y los sanitarios de primera línea, el 2021 nos trajo la vacunación para todos de manera progresiva.

Como en tantas cosas, la pandemia nos ha mostrado la vida de manera diferente. La sanidad ha salido de sus centros habituales para inyectarnos masivamente la vacuna de la esperanza. Cuatro tipos de dosis diferentes, grandes centros de vacunación como el palacio de los deportes de Vista Alegre o el Ayuntamiento de Córdoba. Por tramos de edades. Con esfuerzo y lentamente hemos alcanzado unas cifras importantes de inmunidad que a final del año que ahora acaba ha permitido que la presión hospitalaria y el número de fallecimientos descienda de manera significativa a pesar de que la nueva cepa, ómicron, nos ha conseguido batir récord de contagios.

Hemos avanzando desde la nueva normalidad a la normalidad que aún no acaba de llegar. Un 2021 a medio gas, un pasito para adelante y otro para atrás.

La ola de frío provocada por Filomena en los primeros días de enero y el regreso a las aulas tras el parón navideño, nos ofrecían imágenes inusuales de escolares en las aulas con abrigos, gorros, bufandas, guantes y ventanas abiertas para combatir el virus y la inclemencia del tiempo.

El carnaval volvía tímidamente pero sin salir a la calle. La Semana Santa la vivimos visitando los templos y sin que las cofradías salieran a la calle, lo que no evitó que, por primera vez en todo este tiempo de pandemia, saliéramos masivamente a la calle.

El mayo festivo cordobés tomo nuevamente el pulso social con moderación. No hubo cruces y los patios celebraron el año de su centenario con precauciones. El turismo volvía a nuestro centro histórico rompiendo con la imagen de desolación del último año; y la Feria se celebró sin casetas y con cacharritos.

El verano trajo el fin del estado de alarma y nos atrevíamos a salir fuera de nuestra ciudad por vacaciones.

El otoño fue una explosión de actividad cultural y festiva que parecía vislumbrar el fin de la pesadilla. La ciudad se llenó de conciertos multitudinarios. La Noche del Patrimonio nos retrotrajo a antiguas formas de vivir la calle, al igual que Flora y los patios de otoño.

Los puentes festivos locales y nacionales nos permitieron, a los fotógrafos, retratar una intensa vida que ya no recordábamos. Y el colofón, durante el Puente de la Constitución, la antesala de la Navidad con el encendido del alumbrado, los mercadillos y atracciones infantiles que nos hicieron olvidar que el virus aún está aquí.

Un virus que sin que nos diéramos cuenta se nos ha colado para casi devolvernos a la casilla de salida.

Imágenes fijas que hemos capturado para la memoria y para la historia.