La edición del Centenario del Concurso de los Patios de Córdoba, la primera que se celebra desde que empezó la pandemia, ya que en el 2020 no hubo concurso aunque algunos patios abrieron en octubre, ha llegado a su fin con unas 400.000 visitas (hasta el sábado habían sumado 367.864, pero el Ayuntamiento ofrecerá hoy el recuento del domingo), una cifra que supone menos de la mitad de las que se contabilizaron en el 2019, cuando se rozó el millón, y el doble de las registradas el año pasado, con la movilidad restringida, cuando hubo unas 200.000.

Este fin de semana, con la ciudad hasta arriba de foráneos deseosos de recuperar el tiempo perdido por la pandemia para hacer turismo, muchos patios han vuelto a registrar importantes colas que, sin embargo, no se han traducido en un incremento sustancial de las entradas debido, en gran parte, a la restricción de los aforos. 

El barrio del Alcázar Viejo ha vuelto a ser este año el más popular para los turistas, con más de 100.000 visitas hasta el sábado. El buen tiempo, casi veraniego en determinadas horas del día, hizo que a algunos rezagados se les quedara corto el horario de ayer, cuando los recintos cerraron antes que el resto de los días, a las 20 horas, aunque más de un cuidador no tuvo reparos en ampliar unos minutos el cierre para no dejar a nadie en la estacada.

En el caso antiguo, con los bares de nuevo a rebosar y los turistas pululando por monumentos y demás atractivos de la ciudad, la sensación era casi prepandémica, también para los negocios que han vivido una reactivación de la economía que no les salvará la temporada pero les ha servido para recuperar el aliento. 

La limitación de aforos establecida por los controladores ha ofrecido una experiencia más sosegada en el interior, pero ha reducido el número de recintos transitados por cada turista. Si otros años, con el doble de aforo, un visitante podía ver durante un fin de semana hasta diez patios, en esta ocasión, la media ha bajado a la mitad. Después de una semana y media tranquila, en la que muchos cordobeses se han animado a rememorar la fiesta declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, desacostumbrados ya todos a la avalancha de turistas típica de los mayos prepandemia, el fin de semana ha supuesto un shock para muchos establecimientos, contentos de volver a trabajar tras meses de inactividad, pero sobrepasados por la intensidad repentina del turismo, tan agobiante como fugaz. En este escenario, muchos se han vuelto a hacer las mismas preguntas que se hacían antes de que el covid pusiera en pause la vida, un debate sobre el turismo de calidad al que Córdoba aspira y el temor a que la fiesta acabe muriendo de éxito. 

Para los cuidadores de patios, que viven la fiesta de puertas adentro ya que apenas tienen tiempo de visitar otros recintos ni de salir por la ciudad durante los días del concurso, el balance es muy positivo. Rafael Barón, presidente de la asociación Claveles y Gitanillas destaca que «el concurso se ha desarrollado sin incidencias, con total normalidad dentro del contexto de pandemia, superando con creces las visitas de octubre». En su opinión, «el control de las colas y la seguridad desplegada ha dado muy buen resultado aunque la restricción de los aforos haya creado más colas de lo habitual y la espera se haya alargado en algunas zonas». 

"La fiesta ha servido para reactivar la economía"

El lado más positivo de esta edición, ha asegurado, es que «la fiesta haya servido para reactivar la economía de la ciudad, sobre todo en entornos como la Judería que llevaba meses sin vida, y que tanto la Mezquita como el resto de monumentos se hayan vuelto a llenar, algo que para nosotros es la labor más bonita, ya que sentimos que ayudamos con nuestro trabajo a los cordobeses». 

El tema pendiente de cara al año que viene, según Barón, es «la modificación de las bases del concurso para evitar que haya familias que se comprometan con el cuidado del patio para participar y que se queden fuera como ha ocurrido este año». Así, ha indicado que «el Ayuntamiento y la delegada de Promoción de la Ciudad se han comprometido a revisar las bases. Otros cuidadores como Ángela, de Marroquíes 6, una de las más visitadas del concurso, se quedan con los comentarios positivos de los visitantes y los elogios a la ciudad. «No ha habido quejas por las colas porque una vez dentro han disfrutado mucho del patio y todo el mundo nos comentaba lo bonita que es Córdoba y lo amable que es la gente en la ciudad que, en este año en el que no había planos de patios, se ha ofrecido a indicarles para que no se perdieran». Ahora les toca descansar. «Estar en el patio tantas horas es algo muy intenso, hablas con mucha gente en muy poco tiempo, luego hay que regar, limpiar, prepararse para el próximo día, pero se hace muy ameno».

Con el fin de la única fiesta que ha sobrevivido a la pandemia del Mayo Festivo cordobés, la ciudad afronta ahora la recta final de cara al verano, un momento de vacas flacas para la hostelería y el comercio tras dos semanas de explosión. A ver cómo se da. 

"Un balón de oxígeno para la ciudad"

«Un balón de oxígeno para Córdoba». La concejala de Promoción de la ciudad y Cultura del Ayuntamiento de Córdoba, Marian Aguilar, ha definido así la edición de los patios del 2021 que, en su opinión, ha conseguido «despertar de nuevo un positivo estado de ánimo entre los cordobeses y ha logrado que el casco histórico vuelva a latir» tras muchos meses. Para la responsable política municipal del evento, el concurso ha traído consigo «una lluvia de aliento para la reactivación de la ciudad», a la vez que ha sido «un gran escaparate de promoción de la ciudad a nivel nacional, con un importante impacto en los medios de comunicación nacionales». Marian Aguilar se ha mostrado también satisfecha con el resultado del plan de seguridad y la coordinación diseñada antes del inicio de la fiesta que «han permitido que se desarrolle con total tranquilidad» por lo que trasladó las felicitaciones «a todos los efectivos que lo han desarrollado por el gran compromiso y la magnífica labor que han ejecutado». Por último, subrayó el trabajo de los cuidadores de los patios, «patrimonio humano que han hecho que Córdoba brille durante 15 días»

El presidente de la asociación Amigos de los Patios, Miguel Ángel Roldán, cuya sede de San Basilio 44 ha sido una de las casas más visitadas del concurso, también ha hecho un balance muy positivo de la fiesta, que ha transcurrido sin incidencias notables. «Ha habido una afluencia importante de público aunque el saldo final de visitas haya sido menor al de otras ediciones, entre otras cosas, porque el aforo estaba restringido, lo que limitaba de antemano la capacidad de cada recinto». Para Roldán, que ha vivido muy de cerca el desarrollo de la fiesta en el Alcázar Viejo, la zona más frecuentada, ese aforo restringido ha hecho, por un lado, que en zonas como esta las colas hayan sido una constante desde el primer día, «pero también haya mejorado la experiencia de los que han entrado, porque una vez dentro han podido verlos con tranquilidad en un entorno sin aglomeraciones». Roldán ha subrayado el buen comportamiento general de los turistas y la labor de los controladores que «han trabajado muy bien las colas y las distancias entre personas», al tiempo que ha agradecido que después de muchos años «los cordobeses hayan vuelto a los patios, sobre todo, la primera semana en la que la movilidad estaba aún restringida solo a los andaluces».