En Café Bar Hermanos Uceda encontramos un claro ejemplo de cómo está afectando el covid-19 a la hostelería. Aparte de enfrentarse a la enfermedad dos de sus trabajadores, con cierre del establecimiento incluido, han afrontado como todos el estado de alarma decretado en marzo y el cierre de la hostelería del 27 de enero al 10 de febrero, medida adoptada por la Junta de Andalucía tras superar Palma la incidencia de 1.000 casos por 100.000 habitantes.

Desde este bar, que en octubre cumple 34 años de vida, Antonio González Uceda dice de forma clarificadora que «hemos pasado de comprar 3 sacos de molletes para el desayuno a un saco, y sobra casi la mitad». Dice que cuando se salió del confinamiento en el país, lo primero que hicieron fue «ir a notaría a firmar un préstamo ICO». Lamenta que «no sirve de nada abrir y cerrar, cuando pasen 20 días estaremos en la 4ª ola, esto no hay quien lo pare», añadiendo que «se ha pasado al plano político, las autonomías pidieron la gestión, ahora el Gobierno se quita de enmedio, hay que atajarlo de alguna manera, si se hubiera cerrado todo se habría bajado de verdad, porque la gente se sigue moviendo». Por otro lado, apunta que «hacemos todo lo posible por no dejar a nadie en el camino, somos 7 trabajadores».

Desde la firma Antonia IH Garrido, artículos de regalo y moda, Ignacio Higueras confiesa que «estamos tirando desde donde no debemos, ahorros que no son de la tienda, si fuera por el negocio habría que cerrar». Afirma que en marzo se hicieron las cosas bien, y que ahora hasta ha subido la cuota de autónomos, que no entienden los criterios científicos de la Junta para determinar qué es o no es esencial. Reconoce que ya hay establecimientos abocados al cierre, empresarios con préstamos personales y se pregunta por qué han permanecido abiertas las grandes superficies. Plantea ayudas para gastos corrientes, apuntando que se use el presupuesto de la feria de mayo. No se muestra optimista con el presente y futuro inmediato y afirma que «no le vemos el fin, vemos mejor un cierre contundente y abrir con más garantías, sin salud no hay nada».

Desde Cocó Lencería, Belén Ruiz Espejo no oculta que «lo llevamos regular, y más después de 15 días de cierre y los 3 meses del 2020». Explica que «la inversión la tenemos que hacer, ahora pensamos en el verano, pero las rebajas están perdidas», apunta que ha salvado la Navidad gracias a los pijamas. Esta pequeña empresaria también se plantea los criterios de esencialidad y se muestra favorable al cierre para todos, a excepción de alimentación y farmacias. Dice que, «como pasó en marzo», teme que «nos veremos en otro cierre, va a ser un año malo».

Organizados por SOS Autónomos Palma del Río, cerca de 100 comerciantes y empresarios han pedido en el Ayuntamiento la exención de impuestos y tasas municipales 2021, ayudas directas, la condonación del impuesto de vehículos industriales y ampliar sin coste el canon de concesiones públicas, así como mejorar la supervisión de medidas de seguridad en espacios públicos. Plantean un pleno donde también se traslade a la Junta que todos los negocios son esenciales y desacuerdo ante un nuevo cierre.

Desde el Ayuntamiento, tras la reunión con la Asociación de Empresarios, la alcaldesa, Esperanza Caro de la Barrera, anunció una línea de ayuda para gastos corrientes de 100.000 euros. Ya se puede solicitar la nueva convocatoria de 30.000 euros para gastos derivados de medida de seguridad; se pondrán en marcha a través de Empa unos bonos de comercio, el Ayuntamiento aporta 20.000 euros y se prepara la convocatoria de 40.000 euros para modernización em presarial. Por otro lado, se llevará a pleno la ampliación de terrazas en el Paseo Alfonso XIII, como el pasado año. Caro de la Barrera recuerda que el Ayuntamiento ha congelado las ordenanzas y la derogación de la tasa de veladores.

Durante este cierre, Empa ha contado con un repartidor de pedidos para sus firmas asociadas. El joven Mateo Jiménez Guerra, en su bicicleta, ha atendido unos diez pedidos al día.