Desde finales de junio a finales de agosto, las sonrisas de 20 niños saharauis convivirían en Palma con las sonrisas de sus familias de acogida, padres, hermanos, abuelos y tíos de corazón, y de los muchos amigos de estos niños que durante tantos veranos forman parte de la vida natural de Palma del Río, por el compromiso solidario con el pueblo saharui y con su realidad en los campamentos de refugiados.

El coronavirus ha impedido la llegada de estos niños, programa «Caravana por la Paz», pero no impide la cadena solidaria que está implicando a tantas personas e instituciones para hacer llegar a estos campamentos paquetes básicos con material educativo, sanitario y de alimentación, Además cada familia puede preparar un paquete de 40 kilos, porque desde la asociación Cordobesa de Amistad con los Niños y Niñas Saharuis se trabaja en un gran envío a través de un camión expreso con material que cubran necesidades básicas de estos niños.

La palmeña Ana Ramos, presidente de la asociación a título provincial desde diciembre, nos dice que «como no han podido venir, los padres de acogida van a enviar paquetes a sus niños». El compromiso de Ramos, que visita anualmente los campamentos, le lleva a afirmar que «están agobiados con las temperaturas, 60 grados, por el miedo al coronavirus, ahora mismo no tienen casos». Cuenta que mantienen contacto permanente con los niños a través de redes sociales y que preguntan cómo va todo por aquí, y que también les preocupa la falta de ayuda internacional ante el cierre de fronteras, las ayuda entran con cuentagotas.

El coordinador local de la asociación, Manuel Rubia, que nunca olvida subrayar que «estos niños son embajadores del pueblo saharaui, embajadores de su causa, embajadores en paz», indica que la asociación cuenta con la colaboración para el gran envío humanitario con institucionoes para que «todo no salga del bolsillo de las familias». Reflexiona y señala que «los niños no han podido venir, hay que hacer programas nuevos, se ha adaptado el proyecto», sin olvidar que «es la primera vez que se ha suspendido este programa».

Recuerda que a finales de junio se envió un camión con alimentos y otros materiales de necesidad en el marco del programa «Caravana por la Paz», y anuncia que «para el próximo año tenemos que trabajar más, el reto es fuerte».

El 16 de julio del pasado año, el grupo de niños que llegó a Palma desde los campamentos de refugiados eran recibidos por el ayuntamiento con un desayuno, como es tradición, fue la decimoquinta edición de este programa. Fueron 16 familias de acogida, de corazón, para el próximo año se quiere que «sean más», según Rubia.

En el 2004, Pepe Martín puso en marcha en Palma este proyecto y ahora recuerda «los niños corriendo por el Paseo, en la Feria bailando, en la piscina municipal y allí hace tanta calor».

Faltan «sonrisas en paz».