La innovación es el motor de progreso en muchos aspectos de nuestra sociedad del siglo XXI. Quien no avance y se adapte a los nuevos tiempos, se queda obsoleto en un mundo moderno de continuo cambio. Sin embargo, hay cuestiones cuyo clasicismo debe imponerse por encima de todo, pues pierden su encanto y su belleza si se remodelan. Es el caso de los chiringuitos en ciertas localidades de la Costa del Sol.
Pongo como ejemplo, la zona malagueña de Los Boliches, de cuya transformación estoy totalmente en contra y muestro mi rechazo absoluto hacia la nueva ley, pues convierten los clásicos establecimientos en meros restaurantes para la alta sociedad, y pongo 3 ejemplos:
1.- Las mesas-estufas no pintan nada en un lugar de playa.
2.- Quisiera saber por qué no se pueden poner mesas y sillas en la arena, con lo placentero que resulta comer al lado del mar. Claro que, parte de culpa la tienen ciertos «personajes» sin educación que echan las raspas de los pescados a la misma arena.
3.- Por lo visto, tampoco se puede pedir un espeto de sardinas como aperitivo, sin sentarte a comer.
En fin: un verdadero desastre y un tremendo error de esta nefasta y absurda norma. Espero que el Ayuntamiento de esta localidad reconsidere su postura y retire por completo esta norma.