Hace unos días leía a la pediatra Paula Armero. Escribía: «Si un niño no quiere vivir hay que llevarlo a urgencias». Es preferible recibir el alta en urgencias que lamentar la pérdida de un menor. Es alarmante el aumento de casos que estamos sufriendo a lo largo de los últimos años y en especial desde que se inició la pandemia. Esta es la situación que estoy viviendo con mi hija de 13 años, desde hace algo más de un año todos los días oigo la frase «no quiero vivir».
Ideas suicidas y continuas amputaciones y autolesiones. Acudimos al hospital una y otra vez como modo de contención. Pero, aunque parezca del todo increíble, en una ciudad como Córdoba y ante una situación gravísima como la que padecemos, no hay una unidad de hospitalización específica para niños y adolescentes.
Existe una ambulatoria, la Unidad de Salud Mental Infanto Juvenil USMI-J, ubicada en el hospital Los Morales, que desarrolla programas especializados para la atención a la salud mental de la población infantil y adolescente en régimen ambulatorio. El único hospital en Andalucía que cuenta con esta misma unidad, pero en régimen de hospitalización completa está en Jaén. La lista de espera es interminable. ¿Cómo podemos mejorar la atención de las personas de riesgo y sus familias que verdaderamente lo necesitan?
Compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios. El próximo 19 de junio se celebrarán elecciones al Parlamento de Andalucía. Desde esta humilde tribuna insto a todas los candidaturas de los partidos a que vuelvan la mirada hacia nosotros y pongan en marcha en Córdoba una Unidad de Hospitalización de Salud Mental Infanto Juvenil, que palie la situación tan angustiosa vivida por su cuidadanía. Niños y niñas que requieren hospitalización y no pueden tratarse de forma ambulatoria. Están en riesgo sus vidas y la de sus desamparadas familias.
