La pandemia ha afectado a nuestro modo de vida. Durante más de un año, hemos convivido con el miedo, enmascarado de prudencia, a contraer la enfermedad. Ahora, con unos datos ciertamente más positivos y optimistas, hemos vuelto a la vida: volvemos a las calles, a los bares, al entretenimiento y a la diversión que, sin duda, hemos comprobado que son necesarios para llevar una vida plena y sana.

Los jóvenes han sufrido en primera línea los estragos sociales que la pandemia trajo: una vida social muy limitada y pocas opciones de ocio. Todos somos conocedores de esto. Sabemos que no ha sido fácil, pero entre todos hemos mitigado la incidencia para poder disfrutar ahora de la libertad que tenemos. Esto ha sido un esfuerzo colectivo de la sociedad andaluza y cordobesa muy importante. Sin embargo, siempre hay excepciones que rompen la regla cívica que nos han encomendado como ciudadanos. Ejemplo de esto es la calle Camino de los Sastres, en Ciudad Jardín.

Los vecinos del barrio y, sobre todo, de esta propia calle, llevamos sufriendo durante meses una considerable falta de civismo y educación, tanto por parte de los consumidores como de los regentes de los pubs y bares colindantes. Hemos visto excesos de aforo, focos de contagio que no han trascendido de forma mediática, pero que los vecinos sabemos; peleas sangrientas en la Plaza de Costa Sol con, incluso, detenidos; gente vomitando y hasta menores de edad consumiendo alcohol. Los bares de esta calle se han hecho famosos, sobre todo, por dar rienda suelta a un territorio sin normas ni leyes que respetar, y quizá por ello haya crecido socialmente tanto como punto de reunión y de fiesta en la capital.

Los vecinos no nos quejamos por placer o por odio a quienes se saltan las leyes, sino por el derecho al descanso. Estamos viendo como esta situación, que se originó en Camino de los Sastres, está empezando a extenderse por Costa Sol y las calles que conectan con la plaza. La vecindad está desesperada por alcanzar una solución ya que lo que piden es algo justo y sensato: poder descansar y vivir de forma tranquila y afable. Necesitamos conciencia y actuación, siempre bajo la sensatez.