Opinión | Con detalle

A ver si de ese modo

Como, por la razón que sea, desde mi más tierna edad le he dado las gracias a todo el mundo por cualquier servicio o atención, al instalarse surtidores de gasolina parlantes la inercia me llevó a darles también las gracias cuando me servían y a decir de nada al darme ellos las gracias al final. La gente me miraba extrañada, pero en general eso nunca me ha importado. Ahora se discute si hay que contestar a los robots cuando nos hablan y darles las gracias al concluir su tarea, cada vez más avanzada. Yo desde luego lo recomiendo vivamente. No tanto por el bichito digital en sí, poco empático aún, como por ir pillando la costumbre. A los papás y a los maestros, todos ya de cultura digital, les hará gracia enseñar a los niños a hacerlo, y para estos será como un juego, hablar con un muñeco. Así pudiera ser que la inercia les acabe llevando a dar las gracias también a gente de carne y hueso.

*Periodista

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