Opinión | No me digas...

Hammurabi 1-0 Diplomacia

Eres estatua de sal si no entras por el aro divino

Todos los pueblos antiguos poseen dioses que confunden la venganza y la cólera con la justicia. En la Biblia, en el Corán no deja de estar el amor en boca de todos, pero, puestos a ponerse serios, Dios y Alá se portan como el juez de aquella película de ‘El juez de la horca’, de John Huston, protagonizada con un extenso e inapelable plantel de figuras como Paul Newman, Ava Gardner, Jacqueline Bisset, Victoria Principal, entre otros muchísimos de fama. E, igual o peor que los propios dioses, siempre se han portado sus ministros con sus inquisiciones, sus yihad, sus guerras santas y demás obsesiones contra la pobre gente. De ahí a que todos los pueblos antiguos -ya que sus dioses lo mandan, por qué no seguir sus mandos y mandamientos- confundan venganza y cólera con justicia, sólo hay la diferencia entre un hilo blanco y un hilo negro en el crepúsculo; o sea, ninguna, sobre todo cuando anda en juego su supervivencia al estar rodeados de enemigos que buscan su aniquilamiento.

Para todos ellos, y ahora nos centramos en semitas, camitas y jafetitas, descendientes, respectivamente, de los hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet, y de muchos de sus nietos (elamitas, asirios, arameos, cananeos, hebreos, etc.) aún siguen en vigor el código de Hammurabi bajo la forma de constituciones, sean democráticas o tiranías teocráticas, y códigos muy ‘sui generis’, que rigen sus políticas internacionales.

¿Justificado? Igual sí. ¿Dignos de comprensión? Por supuesto, comprensión para todos. De ahí que el conflicto eterno entre las costas de Tiro hasta el confín del Creciente Fértil, sea irresoluble y siempre lo será. En el Mediterráneo, desde las columnas de Hércules hasta donde empieza tal follón, tuvimos más suerte con el Cristianismo del perdón y la democracia ateniense con todos sus peros en ambos casos; y por el Derecho Romano y el liberalismo socioeconómico del norte, reconozcámoslo. Pero lo del Oriente Medio o Próximo es otra cosa, como queda dicho; ahí lo mismo te hacen estatua de sal, te destruyen la ciudad si no entras por el aro divino, o se te llevan en un ovni en forma de carro de fuego. Ojo al dato.

Ahora comienza otra de eso que los que saben llaman escaladas. Tras el aperitivo/entrenamiento de Israel contra Hamás, ahora viene un primer plato contra Hezbolá, en el sur del Líbano, del cual el ataque israelí al consulado iraní en Damasco no es sino el alioli y la guarnición, dicho sea, con cota justificación, eso de guarnición. Tras la respuesta contra Hamás, ahora vendrá la que se avecina contra Hezbolá, así que cuando las barbas de tu vecino veas pelar, echa las tuyas a remojar, porque lo que mal empieza mal acaba. Y nadie escarmienta en cabeza ajena.

*Escritor

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