Opinión | HISTORIA EN EL TIEMPO

España: los problemas se encadenan...

Sin un PSOE robusto, es muy difícil asentar en nuestro suelo una socialdemocracia a la altura del tempo

Por gran desgracia, así sucede en la España hodierna. Apenas sin solución de continuidad, cuando la gravedad del independentismo catalán goza de una leve y breve pausa cara a un nuevo y amedrentador afrontamiento, en Euskadi semeja resurgir con la pujanza de sus mejores horas. Lo cual fuerza a ojos vistas a aceptar o, cuando menos, a legitimar el planteamiento de los tratadistas y pensadores que creen encontrarnos ante un falla estructural de nuestra formulación de gobierno y convivencia, reflejada indeleblemente en la Constitución de 1978, por múltiples que sean las enrevesadas interpretaciones de juristas y politólogos. Las naciones de nuestro entorno más próximo no padecen tan grave problema. Ni uno reducido, Portugal, ni otro grande, Francia, contemplan con recelo o temor el marco supremo de su identidad y soberanía; su arquitectura institucional está envidiablemente diseñada para resistir pruebas y envites de la mayor dificultad. Las respectivas energías de sus afanosas sociedades encuentran metas más fecundas a las que entregar sus ideales y trabajos, alzados sobre una firme base de unidad sagrada e indiscutible para la inmensa mayoría de sus estamentos.

Aunque la política en la España de comedios de 2024 se encuentre lejos de hallar una respuesta medianamente satisfactoria al formidable envite de la amnistía para Puigdemont y los protagonistas del «Procès», no por ello puede olvidarse del hondo significado que entrañarán los sufragios autonómicos en el Euskdi de la inminente primavera. Un más que probable éxito de Bildu y sus ardidos partidarios implicaría un vuelco muy considerable no solo en el País Vasco, enfrentado a un horizonte regional inédito en un siglo de historia siempre hegemónica, sino igualmente, y acaso con secuelas más trascendentales en la dinámica de la entera colectividad española, enfrentada así con la crisis y acaso con la decadencia en toda regla de uno de sus partidos centenarios clave esencial en no pocos capítulos fundamentales del ayer más cercano. Sin adentrarnos todavía por tan desazonantes hipótesis, cabe esperar, en cualquier supuesto, que así como el PNV ha sabido vender siempre muy bien sus victorias, no otra cosa hará con sus presuntas derrotas.

Mas antes de reflexionar en punto a tan desasosegante probabilidad el ‘hic et nunc’ de la antepenúltima semana de febrero -al filo de cuyo término se entregan estos renglones a las amables lectoras y lectores- impone sin escapatoria alguna aludir al verdadero maremoto en que de aquí a unas pocas horas abordaría la política nacional en el supuesto de que la formación galaica de signo independentista lograse su triunfo en las urnas bien que fuere con el respaldo del moribundo socialismo del Finisterre peninsular. El reloj de la historia española retrocedería a la de la última generación finisecular y la difícil convivencia entre españoles entraría per diametrum en un panorama enteramente aborrascado.

P/S. Venturosamente, antes de remitir el presente artículo el balance de las recién concluidas elecciones gallegas arroja un resultado favorable para la continuidad de la Historia española ajustada a los patrones habituales de la etapa democrática. Solo -y mucho- es de lamentar la postración de un actor mayor de su recorrido. Sin un PSOE robusto, es difícil, muy difícil asentar en nuestro suelo una socialdemocracia a la altura del tempo y las necesidades urgentes de España... Pero quédese tan apasionante tema para un próximo artículo, que, sin duda, la actualidad volverá a imponer.

 ** Catedrático

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