Opinión | Paso a paso

Escudo renovado

«Córdoba se encuentra no solo decidiendo sobre la forma y el color de su estandarte, sino sobre la esencia misma de su ser»

En nuestra vetusta Córdoba, cuyas calles destilan historia como el rocío al alba, se suscita un debate de resonancias casi metafísicas, que trasciende la mera cuestión heráldica para adentrarse en los meandros de la identidad y la memoria. La propuesta de reemplazar el actual escudo, salpicado con la Noria de la Albolafia, el Puente Romano y la Mezquita, por el ancestral león rampante, no es sino el preludio de una profunda reflexión sobre lo que somos y lo que aspiramos ser, sobre la tensión perpetua entre la raíz y la rama, entre el venerable legado de nuestros antepasados y la volátil esencia de nuestro presente. La indecisión del gobierno municipal, lejos de ser una muestra de vacilación, se revela como una invitación al diálogo, un espacio sagrado para que la polifonía de voces cordobesas se eleve en un concierto de opiniones, reflexiones y, sobre todo, de sueños compartidos sobre el futuro. Este interregno, esta pausa en el tiempo, nos ofrece la posibilidad de mirar hacia atrás con reverencia y hacia adelante con esperanza, de sopesar en nuestras manos el peso de la tradición y la ligereza del cambio. El debate en torno al escudo, por ende, no es un mero trámite burocrático, sino un símbolo de nuestra propia búsqueda, un espejo en el que se reflejan nuestras luchas internas por definirnos, por encontrar ese delicado equilibrio entre lo que fuimos y lo que deseamos ser. Es un recordatorio de que cada piedra de Córdoba, cada arco y cada sombra, es un testigo mudo de siglos de historia, que nos implora no olvidar de dónde venimos, mientras nos aventuramos, con temerario optimismo, hacia lo desconocido. Así, el escudo renovado se erige no solo como un emblema de nuestra herencia, sino como un faro que ilumina nuestro camino colectivo hacia el futuro, un futuro que, aunque incierto, está tejido con los hilos dorados de nuestra memoria compartida. En esta encrucijada de caminos, Córdoba se encuentra no solo decidiendo sobre la forma y el color de su estandarte, sino, en un sentido mucho más profundo, sobre la esencia misma de su ser.

*Mediador y coach

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