Opinión | PASO A PASO
Valores perdidos
En la travesía de esta modernidad efervescente, donde el tumulto de la tecnología y el consumismo ha arrastrado a los valores más profundos de nuestra esencia hacia el olvido, nos enfrentamos a un océano de desafíos que trascienden lo tangible, adentrándose en las aguas profundas de lo moral y espiritual. Es aquí, en este crepúsculo de valores, donde la juventud, reflejo del mañana, se encuentra navegando en un vórtice de relativismo y desasosiego. No es meramente una crisis educativa, sino una odisea existencial. Nos hallamos ante la titánica labor de inculcar principios en una generación que flirtea con las sombras de un nihilismo creciente. Valores como la honestidad, la empatía, el respeto y la solidaridad, otrora pilares inamovibles de nuestras sociedades, hoy titilan precariamente en la penumbra de un mundo ensimismado en lo fugaz y lo superficial. En esta era digital, donde los ídolos del momento y el placer instantáneo presiden nuestros altares, la juventud navega sin brújula, buscando sentido en un mar de trivialidades. La tecnología, ese laberinto de espejos y sombras, ha distanciado a nuestros jóvenes del conocimiento interior y de la comprensión del otro, sumergiéndolos en un laberinto de reflejos distorsionados. Frente a esta sombra que nos acecha, surge la imperiosa necesidad de una introspección colectiva, profunda y valerosa. Como guardianes de las generaciones venideras, estamos llamados a reflexionar sobre el legado que estamos tejiendo. No se trata solo de impartir saberes, sino de esculpir almas, de modelar espíritus capaces de discernir, amar, comprender y, sobre todo, respetar. La misión es titánica, pero ineludible. Es hora de reencender las llamas de esos valores ancestrales que alguna vez iluminaron el camino de la humanidad. En cada acto educativo, en cada palabra pronunciada, en cada gesto, yace la oportunidad de sembrar en el fértil terreno de los corazones jóvenes la semilla de un mañana más resplandeciente. Un futuro en el que la juventud no solo brille por su habilidad para hacer, sino que resplandezca por su sabiduría y compasión en el ser.
** Mediador y coach
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