Opinión | EL TRIÁNGULO

Sin tantos aspavientos

Este fin de semana se reúnen Santos Cerdán en nombre del PSOE y Carles Puigdemont en el de sí mismo, en Ginebra, con un mediador o verificador, llámenle ustedes como quieran. No parece un plan sin fisuras y más bien sobre la marcha, van más obligados que otra cosa como a esa boda de un familiar al que no puedes decir que no. Se reúnen dos partidos, no el Gobierno central y el catalán porque entre las expectativas estratégicas cabe la posibilidad que el PSC gane las elecciones autonómicas y se apoye en ERC, aislando definitivamente a Junts. Puigdemont tiene un ciclo político corto y él mismo lo sabe, por eso reparte estacazos a derecha e izquierda, por eso avisa que es capaz de pactar con el PP en cualquier momento. Incluso podríamos ver al PP buscando de nuevo como aliado a Junts, esta vez no le salió bien por el peso de Vox, y ya sin el lastre de la amnistía que habrían aprobado otros. Parezca mejor o peor lo acordado, no se entienda la necesidad de un intermediario, o tener que hacerlo en un país neutral como si de un conflicto bélico estuviéramos hablando, estaría bien encuadrar los acontecimientos en su propia medida y no hacer de todo un fin de la historia y de nuestro país. Hemos vivido terrorismo de estado en la época de los GAL, reconocido y encausado, y tantas voces de escándalo no se oían en ese momento, era más fácil escucharlas de justificación, doce de catorce ministros del gobierno Aznar de 2022 fueron imputados, encarcelados o implicados en asuntos de corrupción, el anterior jefe del Estado también huyó o le empujaron a marcharse del país dejando una estela de actuaciones poco ejemplares, vivimos el esplendor y la caída de un régimen, el ‘pujolismo’, paradigma de hombre de estado durante muchos años. Ese mismo hombre que sigue proclamando que está en riesgo la identidad catalana porque no se aprieta lo suficiente al Estado español, pero está deseando que le reconozcan su papel de víctima en sus años de ejercicio político.

Hemos visto muchas jugadas arriesgadas desde las instituciones, hemos visto las reglas del juego del poder, el riesgo cierto de corrupción que casi acaba minando los cimientos del sistema y que provocó la aparición de un nuevo sistema de partidos, ya casi desparecido. El histrionismo o las adhesiones inquebrantables harán sentirse satisfechos a una pequeña parte de la población, los demás creo desde un cierto cinismo que da haber visto casi de todo estamos atentos a ver como se suceden los acontecimientos. Es la política, amigos, ese arte de hace posible lo imposible, aunque a veces parece que se giren los términos, no es más ni menos que eso.

** Politóloga

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