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¿Elecciones en diciembre?

Feijóo no ha logrado la mayoría y en la ecuación de Sánchez tendría que entrar Puigdemont

La mayoría de las encuestas decían que la suma del PP más Vox tenía garantizada la mayoría absoluta de 176 escaños y que, por tanto, existía una muy alta probabilidad de que Alberto Núñez Feijóo fuera investido presidente. No ha pasado. Feijóo se ha quedado con 136 escaños (fuerte alza respecto a los 89 del PP en 2019), que más los 33 de Vox (52 en 2019), se quedan en 169. A siete de la mayoría absoluta. La conclusión es que Feijóo, que se presentaba como el gran ganador, no será -salvo milagro- presidente.

¿Por qué este brusco cambio respecto a lo que parecía más probable? La mayoría de las encuestas tomaban las municipales como punto de partida. Pero las municipales (convertidas muy torpemente por Sánchez en un referéndum sobre su persona) no dejaban de ser una elección parcial en las que domina la pulsión de protestar contra el Gobierno. Y más cuando el presidente es impopular en la derecha que se movilizó. Y se votó contra el Gobierno Sánchez, pero el PSOE casi no perdió porcentaje de voto. El desastre territorial socialista con la pérdida del poder en muchas comunidades -el ejemplo más claro es Valencia- se debió al hundimiento de Podemos.

Pero en unas generales no se vota tanto la protesta contra un gobierno como la confianza en quienes quieren relevarle. Y los resultados indican que ni el PP solo, ni en alianza con Vox, han ofrecido la suficiente confianza al electorado. Por dos razones principales. Una es que Feijóo cometió errores la última semana. No ir al debate a cuatro de TVE, que tuvo un relevante 34% de share, dio la sensación de que rehuía el encuentro porque temía perder. Y se «equivocó» sobre el aumento de las pensiones de los gobiernos del PP, asunto clave para los votantes de cierta edad, en la famosa entrevista de TVE.

Pero lo más decisivo fueron los pactos con Vox en Valencia, Extremadura y Baleares. No tanto por los pactos en sí -Sánchez intentó movilizar contra su posibilidad y no lo consiguió-, sino porque los nuevos altos cargos de Vox de esas comunidades vertieron ideas tan opuestas a la modernidad y tan sectarias -sobre el papel de la mujer o prohibiendo obras de teatro- que enervaron a muchos moderados. ¿A ver si estos de Vox son tan divisivos y corrosivos como los de Podemos contra los que ya votamos en las municipales al castigar a Sánchez? Resultado: menos confianza en Feijóo como presidente, menos votos al PP y mayoría insuficiente. Los electores protestaron contra Sánchez en las municipales-referendo de junio, pero en las generales de julio no han dado la suficiente confianza a Feijóo por las excentricidades de Vox.

Feijóo ha salido tocado por lo que Carlos Alsina en Onda Cero calificó de «gatillazo» y Sánchez bastante reforzado porque -contra pronóstico- ha subido su porcentaje de voto, del 28,1% al 31,7%. Pero tampoco ha obtenido la confianza necesaria porque se ha quedado en 122 diputados (dos más que en 2019) y agregándole Sumar en 153, por debajo de los 169 del PP más Vox. Pero es cierto que, sumando los socios de la pasada legislatura (ERC, PNV y Bildu), puede llegar a 172. Tampoco alcanzaría así la mayoría absoluta.

La conclusión es que ni Feijóo asociado a Vox, ni Sánchez a sus socios de la legislatura anterior, obtienen la confianza de los españoles para poder gobernar. Por eso Feijóo no podrá ser investido y Sánchez tampoco, salvo que Junts (Puigdemont) se abstuviera en la segunda votación, como ERC y Bildu hicieron en 2019. Pero la compatibilidad entre Sánchez (y el PSOE) y Puigdemont es todo menos fácil, piense lo que piense Yolanda Díaz, que ya se ha precipitado -ella no es investible- encargando a Jaume Asens una negociación. Por eso la investidura de Sánchez no está garantizada.

La única salida sería ir a una repetición electoral en diciembre (ya hubo otras dos en 2016 y 2019), que sería muy inconveniente porque paralizaría muchas decisiones relevantes. Salvo que se acabe produciendo algún tipo de aproximación entre el PSOE y el PP, lo que parece imposible porque las relaciones entre los dos grandes partidos son pésimas desde hace tiempo. Y porque Sánchez, que mira hacia Yolanda Díaz, ha salido reforzado y en el PP Isabel Ayuso estará vigilante.

*Periodista

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