Opinión | AL PASO

Al canal del camino de Carbonell

Qué bonita está una huerta cuando un agua fresca y limpia la cruza dándole besos como si fuera bendita. Y es que tan solo el sonido que lleva el agua tranquila es como sentir a Dios cuando ordena maravillas. Afortunado es aquel que se despierta y que mira cómo un cauce bondadoso le ofrece los buenos días. Pero hace poco desperté para ver el amanecer y traicionado sufrí la peor de las pesadillas: han sellado el canal que por mi huerta pasaba, donde aguas repentinas a todos nos alegraban. Eran tan cristalinas, tan bellas y sosegadas que todo el campo se sonreía cuando orgullosas pasaban. Como una niña en la playa se ilusionaba mi perra con la corriente del agua. Han sellado el canal que por mi huerta pasaba, le han metido negros tubos y el cemento todo tapa. Ya no se disfruta la música que el rico cauce cantaba y toda la huerta llora, espejismos de nostalgia. Los gorriones callados no entienden lo que aquí pasa, pues de un día para otro ha desaparecido el agua. Los árboles que escoltaban el lecho de la esperanza, impotentes, ven sus hojas marchitadas de añoranza. Y los erizos secretos que bebían y se marchaban se han tornado duras piedras muertas de sed y de rabia. Una gata que parió, entre la verde maleza, maúlla desesperada y espera muerte sedienta. Me pregunto qué pensará la exigente primavera cuando vea que a su corriente se la ha tragado la tierra. Dicen las autoridades, sabihondas y porculeras, que había que hacer esa obra por mucho que nos pesara que por el viejo canal se perdía mucha agua; no saben echar las cuentas, ni tan siquiera en Primaria. ¿Dónde habrán cursado estudios estos lumbreras sin alma que hacen lo fácil difícil y lo difícil rechazan? Porque era mucho más barato, con más conciencia y más ganas, tapar esos agujeros que arruinar la mañana. Porque echando a cada agujero, manos que se prestaran buena mezcla y buen sentido, el canal se remodelaba para seguir dando pulmón a todo lo que lo rodeaba. ¿Preguntasteis a los gorriones, a las mirlas o a las garzas? ¿Preguntasteis a los viejos? ¿Preguntasteis a las plantas? No preguntasteis a nadie, solo gastar la partida, que el dinero hay que gastarlo, aunque sirva para nada. ¿Mirasteis que es lo que más convenía al clima y a la alegría? ¿Analizasteis que tapando el canal tapabais la vida? Ya no se puede hacer nada como si de una maldición se tratara. Ahora pasa por mi huerta una construcción macabra, una sepultura larga que no sabemos qué lleva, que no sabemos qué guarda. Todo ha quedado en silencio, como toda tumba vieja. Por la noche las estrellas en protesta y cabreadas, al ver la grava, se apagan. Mi mirada es un sarcófago de cemento sin escarcha. Mi mente es hierba muerta pensando en ella. Mi corazón solo hiede a tristeza que lo amarga y que lo para. Mis pensamientos se van, buscando el agua del canal y vuelven sin saber ni para dónde tirar. Que pensamientos más raros, me golpean la cabeza... Disculpen si me entrometo, en estas elecciones siniestras, pero quiero dar consejo a los que dirigen la huerta: buen político es aquel que mezcla con maestría progreso y ecología. Nunca más tapen el agua, busquen otra alternativa, que el agua que no se ve, también es agua perdida.

 ** Abogado

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