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APRENDER PARA CONTAR

Casiana Muñoz Tuñón

Programa Fénix, ¡qué buena idea!

Persigue el desarrollo de competencias en el alumnado de EPO y ESO de Andalucía con el fin de favorecer su inclusión social

Según la mitología griega, el Ave Fénix es un pájaro legendario, capaz de renacer de sus propias cenizas; es un símbolo mitológico para muchas culturas a lo largo de la historia. El mito dice que vive varios siglos y al final de su vida construye un nido especial en el que se consume por completo en llamas. Sin embargo, de las cenizas y los restos del Ave Fénix renace un nuevo pájaro joven y vigoroso.

El Ave Fénix simboliza el ciclo de la vida, la muerte y el renacimiento. Es un símbolo de transformación, resurrección y esperanza. A menudo se asocia con la idea de superar la adversidad y renacer de las dificultades. Es emblema de la fortaleza y la renovación.

Sin duda es un buen nombre para el programa al que me invitaron a participar como mentora. La idea me gustó. Se trataba, así me explicaron por teléfono, de estar en el grupo de profesionales que podrían servir de referencia a jóvenes y ayudarles a decidir su futuro.

La llamada telefónica fue corta. Por supuesto dije que sí. Que contaran conmigo si pensaban que podía ayudar y, claro, después de colgar el teléfono me fui a explorar en la wikipedia, donde dice , «...el Programa de Mentoría Social Fénix Andalucía tiene como finalidad contribuir al desarrollo de las zonas donde se registran situaciones graves de exclusión social y/o donde existen factores de riesgo de que estas se produzcan..., el Programa persigue el desarrollo de competencias en el alumnado de Educación Primaria y Educación Secundaria Obligatoria de Andalucía con el fin de favorecer su inclusión social.»

Cada vez me gustaba más la iniciativa. La presentación de los mentores de este año se hizo en el Conservatorio de Córdoba. Casi todos estaban físicamente allí salvo unos pocos que participábamos online. Supe que habían fichado a gente muy diversa. Desde una jefa de policía a un entrenador de baloncesto, un director de cine o científicas como yo. Eso también me gustó. Las profesiones posibles son muchas y diversas y el camino a veces no es simple y nuestra misión era simplemente mostrar que es posible lograr sueños que, realmente, con trabajo y sin despistarse demasiado se pueden alcanzar.

A partir de ahí he participado en actos organizados en Córdoba, Jaén, Granada y el próximo será en Almería. Tras cada encuentro hay un equipo de profesionales que lo hacen posible. Técnicos y gestores de la administración trabajan con los profesores de los centros que se inscribieron en el programa para conseguir que la comunicación fluya. Al principio no es fácil. Levantar la mano en un auditorio y hacer preguntas a alguien que -en mi caso- está hablando desde una gran pantalla tiene su cosa. Son chicos de muchas edades, hablando frente a otros de su edad, que no conocen, que han llegado desde otro barrio y tienen el mismo dilema, el mismo sentido de vergüenza ajena, miedo de no saber si la pregunta será una tontería o si, por el contrario, van ser tachados de sabiondos u empollones. Saben a lo que me refiero ¿verdad? este dilema que se plantean nuestros jóvenes que no llegan a los 16 años, lo arrastramos todos, toda la vida. El miedo a que te juzguen, el miedo a la opinión de los demás.

Los profesores son esenciales para que el sistema funcione, los animan a preguntar, les dan pistas para tener preguntas ya preparadas, que ayuden a los demás a romper el hielo. En uno de los encuentros, un chiquillo de unos diez años se acercó a la pantalla para que yo lo pudiera ver bien, con un gran micrófono en la mano, muy bien agarrado y dice «¿qué dificultades se ha encontrado en su carrera por ser mujer?». Me hizo tanta gracia que le conteste sin pensar, esa pregunta te la han soplado ¿sí?, y el niño me dice, Sí. Me encantó su respuesta y a partir de ahí yo le contesté que yo me sentía contenta y bien con mis colegas hombres a los que aprecio y con los que trabajo pero que estaba claro que ser la única mujer en un puesto de responsabilidad era raro, muy raro. Que teníamos entre todos conseguir que la misma variedad que tenían en el auditorio en donde estaban mitad y mitad, aproximadamente, debería ser lo que se encuentre en la sociedad conforme crezcan. A partir de ahí surgieron más preguntas, de todo tipo, personal, científico, general... que cómo compagino mi vida y mi carrera, que cómo de difícil fue dejar tu tierra, que si hay planetas como la tierra, que por qué algunos planetas tienen anillos y otros no, que si hay vida en las galaxias, que si los meteoritos son estrellas, o que qué le aconsejaría a alguien que no sabe si seguir estudiando después de la ESO... precioso. A esa última pregunta contesté que ante la duda de seguir estudiando o no, siempre hay que decir que sí. Que hay muchas posibilidades que sólo se abrirán cuando avancemos, cuando lleguemos a ese punto del camino. Decidir no seguir caminando nos deja sin saber las sorpresas que nos depara la ruta.

Al final, en cada uno de los encuentros, tuvimos que parar y quedar en que seguiremos otro día. Quizás en sus centros o en sus ciudades y charlar sin la pantalla.

Hermosa experiencia, que espero que a ellos les sirva. Yo sin duda aprendo en cada conexión que hacemos, aprendo de los alumnos y no dejo de reiterar mi profunda admiración y agradecimiento a los profesores.

Es un programa muy interesante que dará fruto dentro de mucho tiempo. Por el momento, para mi balance personal, yo sería feliz con que alguna chica o algún chico hayan dado el salto de seguir estudiando tras nuestras conversaciones.

El balance global solo lo sabremos a largo plazo por eso hay que darle tiempo al proyecto y ayudar a que siga en marcha. Paciencia y tiempo al tiempo.

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