Opinión | cielo abierto

El voto

«Al votar renovamos una sensación, a veces vapuleada: lo que dejas ahí dentro es tu confianza»

Sientes ese peso ligero entre los dedos, con una densidad que se deshace al dejar caer la papeleta. Al votar renovamos una sensación, a veces vapuleada: lo que dejas ahí dentro es tu confianza. Puedes hacerlo con entusiasmo o desidia, indolencia o pasión, pero siempre se parte de una fe en que todo el proceso será limpio. Esto es un sistema sostenido en esa confianza: ponemos nuestros recursos en la mayoría representada aquí. Por eso lo vivido algunas veces en la lejanía, con escándalos finales de votos en Estados Unidos, siempre nos ha producido extrañamiento. Las urnas han de estar a la vista de todos, pero nunca detrás de una cortina. El resto es un descrédito del héroe, en palabras de Caballero Bonald, que convertirá la democracia en un mito imposible. Lo que no se puede hacer, como en todo, es mirar a otro lado si nos toca a nosotros, pero liarla parda cuando lo hace el contrario. El escándalo es eso: se denuncia y se ataja, se corta de raíz. Pero el doble rasero aquí se aplica en todo: nos hemos indignado con los insultos racistas a Vinicius --ojalá sirva para terminar con las barbaridades que se tienen que oír en los estadios: recordad a Guti--, pero en esta campaña se ha agredido a candidatos de Vox y del PP y aquí nadie denuncia. Si se hubiera atacado a otros candidatos, se habrían firmado sendos manifiestos condenando esa violencia. Pero vivimos en un país en el que Begoña Villacís sufrió un escrache brutal en 2019, embarazada de nueve meses, en San Isidro, y nuestro feminismo se quedó en su largo mutismo habitual, porque ya sólo vive si se agrede a las suyas. Villacís sigue al frente con coraje, porque una sola persona con fuerza y con talento también puede marcar la diferencia. Populismo o Estado de Derecho, y que el voto sostenga un horizonte en que las agresiones, el fraude y los insultos sean perseguidos por la naturaleza del delito, y no en virtud de quiénes sean sus destinatarios. La diferencia es votar con fe en la vida.

*Escritor 

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