Opinión | ELECCIONES MUNICIPALES 2023

Córdoba necesita ambición

Para aprovechar todas sus virtudes y cualidades

En España, lo hemos visto en los últimos años, un gobierno municipal puede transformar una ciudad e irradiar su impulso al conjunto de la provincia. Ha ocurrido en Barcelona, por ejemplo, pero también en una ciudad más cercana como Málaga. No todo es positivo en estas ciudades que fueron -o son- modélicas para mucha gente: a veces el progreso económico trae desigualdad, porque aumenta el precio de la vivienda, los centros urbanos son invadidos por alojamientos turísticos y la propia identidad de la ciudad se resiente. El dinero ha vencido a la memoria.

Córdoba es la tercera capital de Andalucía. Es también la segunda ciudad de España mejor conectada por AVE. Los excesos urbanísticos y turísticos no han llegado aún a la ciudad, que es un espacio amable y bien comunicado por transporte público. Los visitantes se admiran de sus plazas y jardines, de sus paisajes urbanos tradicionales. Córdoba ofrece lo que muchas otras ciudades han perdido: identidad, proximidad, bienestar.

El gran dilema actual de las ciudades es cómo crecer sin renunciar a lo bueno que tienen. Cómo propiciar actividad económica sin caer en la trampa del turismo irreflexivo. La sostenibilidad también trata sobre estas cosas. Hay muchas formas de dinamizar una ciudad y de ofrecer esperanzas a sus habitantes, sobre todo a los jóvenes, sin repetir los errores ya conocidos de otras capitales, víctimas de un éxito que ha acabado beneficiando a una minoría, a costa de un deterioro ya irreparable.

Córdoba necesita ambición para aprovechar todas sus virtudes y cualidades, sin perder de vista su identidad milenaria. La Cultura, con mayúscula, se refiere a esto precisamente. Mejorar la ciudad para que toda la ciudad se beneficie de esa prosperidad buscada. Crear oportunidades sin perjudicar a nadie. En una batalla global por la atracción de empresas y talento, por la captación de inversiones y la movilización de fondos millonarios, públicos y privados, hay ciudades que pueden pensar en abrir un camino diferente. Un camino consensuado entre los gobernantes y la sociedad civil, con el apoyo de las Comunidades Autónomas, del Estado y de Europa. Para conseguirlo, se necesitan proyectos bien definidos, apoyo a las iniciativas empresariales y diálogo con la sociedad civil. Para que un territorio cambie, todos deben sentir que están en el mismo barco.

Y esto es lo que se decide en la próximas elecciones municipales. Lo que se vota o debería votarse es una ruta a seguir, un guión para afrontar los próximos diez años, mirando al futuro y respetando el pasado del que venimos. En Córdoba y en cada uno de los municipios de la provincia. Sin esa ambición, el declive será inevitable.

*Economista

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