Una intervención sectaria e ignara de un diputado en la reciente moción de censura reivindicando ardidamente un «Poder Gallego» devuelve candente actualidad al tema crucial del Poder y sus hombres (--muy pocas o casi ninguna mujer hasta el presente--) en la España contemporánea. Por quiénes hemos sido gobernados los españoles en los últimos 250 años a través de regímenes sociales y políticos muy diversos. Desde la Monarquía absoluta de Fernando VII hasta la parlamentaria de Felipe VI; desde las dictaduras del novecientos a las breves Repúblicas de 1873-4 y 1931-39.
Entre las contribuciones regionales más peraltadas ocupa un lugar muy conspicuo la galaica. Sin entrar en la siempre interesante glosa de porcentajes y coeficientes ministeriales y centrándonos ahora solo en la aportación de Jefes de Gobierno, la primacía del Finisterre peninsular resulta cronológicamente aplastante. Desde comienzos de la centuria pasada hasta hodierno, la aparición de nombres galaicos resalta por encima de cualquier otra de las Autonomías de su rango y territorio. Abre la lista la figura del prócer compostelano y hombre clave del consolidamiento del canovismo, D. Eugenio Montero Ríos, que llevó el timón del gobierno nacional entre junio y diciembre de 1905. Un lustro posterior, una personalidad de excepcionales cualidades, valorada con el mayor aprecio por el más grande a su vez de los contemporaneístas ochocentistas, nuestro inolvidable maestro D. Jesús Pabón y Suárez de Urbina (1902-76), con rasgos admirables de inteligencia y carácter : D. José Canalejas y Méndez. Su asesinato en noviembre de 1912 cuando faltaba apenas un trimestre para cumplirse un trienio al frente del Partido liberal en el poder, fue, ciertamente, una catástrofe insondable, que frustró en nuestro país el surgimiento y asentamiento de un laborismo a la británica.
El mismo y trágico destino final tuvo su coterráneo el caballeroso D. Eduardo Dato Iradier, caído también en un atentado personal de dos pistoleros anarquistas en el Madrid de marzo de 1921.
Un implacable represor de la acracia catalana, el general ferrolano Severiano Martínez Anido, fue a su vez Vicepresidente del Directorio Civil de la Dictadura primorriverista y moriría en l938 como ministro de Orden Público en el primer gobierno de su coterráneo Francisco Franco Bahamonde. Por lo que hace al controvertido Presidente de Gobierno entre diciembre de 1935 y febrero del siguiente y trágico 1936, D. Manuel Portela Valladares, tuvo su partida de nacimiento en Pontevedra; y, en mayo del mismo 1936, sería investido Presidente del Consejo de Ministros el abogado coruñés D. Santiago Casares Quiroga (1884-1950), ejerciendo el difícil cometido hasta julio del citado año. No mucho después --en octubre de idéntica fecha--, su coterráneo Francisco Franco asumió las más altas responsabilidades estatales que desempeñaría hasta noviembre de 1975. Su estrecho colaborador Manuel Fraga Iribarne en la segunda gran etapa de su mandato, sin ver materializado nunca su gran anhelo de ocupar la jefatura de Gobierno, desempeñó, conforme es harto sabido, numerosas responsabilidades gubernamentales desde su temprana juventud y durante años fue el máximo líder del conservadurismo hispano a lo largo del afianzamiento de la reciente democracia.
Finalmente uno de sus seguidores más señalados, el compostelano Mariano Rajoy Brey, sería a la fecha el último Presidente de Gobierno (diciembre de 1911-1918) de nascencia galaica a la espera bastante fundada según sus partidarios de que el antiguo y veterano Presidente de la Xunta Alberto Núñez Feijóo ocupe un Poder Ejecutivo muy familiarizado en los últimos 250 años con la presencia del Finisterre peninsular a lo largo de más de un siglo de efectivo ejercicio.
Con harta razón aquel gran político que fue el egregio D. Josep Tarradellas decía que en la res pública se puede hacer todo menos el ridículo. Como tantas de sus enseñanzas también esta se ha perdido hoy. Lástima grande..
** Catedrático.