Opinión | Entre visillos

La contemporaneidad, más cerca

Córdoba se asoma a ‘Futuros abundantes’, que llegan hoy a ARCO en forma de libro

Parecía que hablar de la Córdoba cultural, y de la turística, conduciría a invocar perpetuamente su pasado esplendor de civilizaciones superpuestas y poco más. Pero todo puede cambiar, y lo que se ha mantenido por los siglos de los siglos, en este y en cualquier otro aspecto de la vida, está sometido a posibles variaciones tanto en su ser como en su apreciación. Y algo así está empezando a suceder en esta ciudad milenaria. No quiere esto decir que se haya dejado de rendir tributo -nadie caería en esa torpeza ni en el más estrafalario metaverso- a su rico patrimonio artístico, y no hay más que mirar alrededor y ojear la agenda para comprobar que sigue presente el peso de la historia. Desde la deslumbrante exposición ‘Cambio de era’, que recuerda en tres sedes los inicios del cristianismo aquí y en el Mediterráneo, a grandes revelaciones de la antigüedad, como el templo del dios Mitra que acaba de ser rescatado en Cabra de las entrañas de la tierra y otros muchos placeres aportados por la arqueología. Uno de ellos el literario, con el constante fluir de libros que escarban en crónicas remotas. Esta misma mañana se presenta en la Diputación un volumen que dejará huella. ‘Arqueología de Madinat Qurtuba: Reflexiones, novedades, historias’, una monografía de 560 páginas coordinada por Desiderio Vaquerizo y Javier Rosón en la que más de treinta autores recogen en formato de alta divulgación un enfoque novedoso de los avances aportados por las últimas investigaciones sobre el yacimiento califal.

Pero el horizonte bibliográfico ofrece perspectivas infinitas, cabe todo en él. Lo mismo aloja emociones arqueológicas que el cosquilleo de la vanguardia. También hoy, que ya es casualidad, se da a conocer en la sección ArtsLibris de ARCO, la gran cita madrileña del arte contemporáneo más internacional, el libro ‘Futuros abundantes’. Una edición bilingüe, lujosa e ilustradísima en todos los sentidos, pues hasta poesía andalusí incluye. Viene a ser un catálogo de la muestra del mismo título, fruto de la colaboración entre el Ayuntamiento, la Junta y la fundación TBA21 de Francesca Thyssen-Bornemisza, que se exhibe hasta el 5 de marzo en el C3A, ese enorme contenedor ultramoderno levantado a cámara lenta junto a la Mezquita con el que hasta hace poco nadie sabía qué hacer. Por suerte, ya no es así. Tras unos primeros pasos lentos, erráticos y deshilvanados que no acababan de convencer, al menos no al público normal que visita los museos sin plantearse metafísicas intrincadas, esta vez el Centro de Creación Contemporánea por fin ha dado con la tecla. Desde que se inauguró en la pasada primavera, 46.000 visitantes han contemplado la primera de las tres exposiciones -ya se prepara para abril la segunda y sanadora, ‘Remedios’- que en un trienio han de nutrirse con obras de la coleccionista austríaca. Una propuesta arriesgada que incluía ‘performances’, programas educativos, residencia de artistas y contactos con la calle que parece haber caído en gracia entre cordobeses y turistas.

¿Las razones del éxito? Puede que iniciativas como la de salir a los espacios públicos esté cambiando la sensibilidad hacia la creación más actual, indigesta para muchos. O quizá sea el hecho más puntual de que ‘Futuros abundantes’, con su intento de imaginar un mundo sin escasez tras una era de austeridad, un porvenir ecológico donde triunfe el respeto a la naturaleza y la pluralidad, va más allá de lo artístico para reflexionar sobre lo ético. Y, a juzgar por el resultado, parece que no todo está perdido entre el caos de este universo deshumanizado. Sea como fuere, diríase que la contemporaneidad se acerca a Córdoba. Esperemos que se quede, en amistosa convivencia entre un próspero pasado y un futuro que soñamos así, abundante.

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