Opinión | Tribuna abierta

Más ciencia, por favor

Se requiere una mayor inversión en investigación científica en nuestro país realizada de forma regular

Hace unos días participé en diferentes actividades de conmemoración del 11F, el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia dirigidas a estudiantes de Secundaria y Bachillerato en centros de la ciudad y de la provincia. Esta iniciativa, junto con los programas STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics), pretende incentivar la incorporación de las jóvenes a la carrera científica. Es necesario mostrarles referentes cercanos, como los de mis compañeras científicas de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Córdoba que, en un número adecuado, ejercen liderazgo en sus grupos de investigación y proyectos. También se incluyen perfiles internacionales destacados, entre los que se encuentra la figura de Katalin Karikó, bioquímica húngara que introdujo la idea del uso del ARN mensajero (ARNm) para el desarrollo de terapias génicas. Esta idea fracasó en varios intentos de conseguir financiación, hasta que en 2010 Katalin pudo vender las patentes de sus descubrimientos a una de las compañías que ha desarrollado el tratamiento frente a covid-19 y su investigación pudo proseguir. Es innegable la función de la investigación científica en el avance y desarrollo de la sociedad; y la importancia de las investigaciones de Katalin en el desarrollo de las terapias durante la pandemia de covid-19. La labor investigadora de Katalin, caracterizada por su innovadora idea y su perseverancia pese a las dificultades económicas, ha sido finalmente un caso de éxito, aunque no siempre ocurre así. No cabe duda de que este largo proceso no es una situación deseable para ningún científico... ni para nuestra sociedad, que se enfrenta a retos importantes para asegurar la sostenibilidad en las próximas décadas y su solución pasa inexcusablemente por la investigación científica y tecnológica en muchos ámbitos: alimentación, gestión de los recursos hídricos, uso responsable de las energías renovables frente a su impacto en la biodiversidad, generación de los llamados eco-combustibles, reemplazo de los plásticos de un solo uso a otros materiales con menor impacto ambiental, entre otros.

La situación mundial actual ha originado el desarrollo de las políticas activas de la Unión Europea con el consecuente aumento en la financiación para promover la investigación en estas áreas y conseguir la suficiencia energética y productiva en los países miembros. Este aumento no debería ser anecdótico, sino que se requiere una mayor inversión en investigación científica en nuestro país, realizada de forma regular, con calendarios estables que permitan su planificación y el desarrollo de estrategias de investigación a largo plazo por parte de los agentes de I+D+i. Solamente así se podrá fortalecer el capital humano investigador y establecer mejores condiciones para los investigadores e investigadoras jóvenes, que permitan un tejido investigador profesional robusto y eficaz a largo plazo. Esta segunda fase, tras la motivación de las jóvenes por carreras científicas y tecnológicas, es también muy necesaria. La divulgación del papel transformador de la Ciencia es nuestra responsabilidad como científicos, ya que solamente así se conseguirá la concienciación de la ciudadanía, incluyendo a los agentes que participan en la toma de decisiones. Mientras tanto, seguiremos entonando ‘ciencia, ciencia, ciencia, más ciencia por favor...’ como hiciera el maestro Aute en su día para el séptimo arte.

*Profesora de la Universidad de Córdoba

Suscríbete para seguir leyendo