¿Qué clase de energúmenos ha votado este país para que los represente en el Congreso, máximo órgano de la soberanía popular, que solo buscan fracturar la sociedad con demagogia y comentarios chabacanos rancios de barra de bar? ¿De verdad es el debate político que estamos dispuestos a que nos gobierne? Si ya tuvimos que presenciar cómo hasta la vicepresidenta del Congreso en su momento se dedicaba durante las sesiones a jugar al Candy Crush, ahora llega el verdadero boicot a la democracia: insultos, falsedades y violencia verbal sin límites por parte de un grupo de ultraderecha fascista. Y que, por supuesto, no les suena ni les interesa eso de la solidaridad y sororidad entre mujeres.
¿Cuántas escenas como la de este miércoles protagonizada por la diputada de Vox Carla Toscano vamos a tener que presenciar para que se dé cuenta este país de que lo único que pretenden es promover el odio y separar a la sociedad valiéndose de las estrategias más trumpistas? ¿Hasta dónde van a llegar los medios retroalimentando este vergonzoso espectáculo para conseguir declaraciones tendenciosas por parte de todo aquel dispuesto a seguirles el juego a la ultraderecha, con una derecha rancia y caduca del PP a las espaldas que ha decidido subirse al carro para no perder terreno político?
Ya no se trata solo del odio a la lucha feminista, que profesan los que se creen «superiores moralmente» --como recordaba Onofre Miralles, diputado de Vox, que «esto no es para tibios»--, sino que supone un atentado contra el decoro, la educación y la propia democracia, un ataque a la propia institución. Y este comportamiento es validado y aplaudido por las bancadas fascistas, orgullosas de ello, que sienten que están realizando su cometido.
¿Cómo no criticar que semejante tipo de comportamientos sean permitidos en el Congreso y que la Presidencia no los corte de raíz con contundencia? Mientras sigan permitiéndote sin ningún tipo de sanción, se sucederán con despecho para captar la atención de medios y redes sociales, fomentando el odio, la chabacanería y la casposidad de décadas atrás. ¿De verdad buscan una confrontación al estilo de la del ‘36 y vitorear a las masas para dividirlas pisoteando la democracia? ¿Vais a permitir esta manipulación y falta a vuestra inteligencia dejándoos llevar por el morbo y el odio? Contra semejante tipo de violencia solo hay una respuesta: más democracia.
** Escritora