Diario Córdoba

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Carmen Martínez-Fortún

La curiosa impertinente

Carmen Martínez-Fortún

El Rey y el Papa

El PSOE andaluz ha denunciado al PP andaluz por usar al Rey Felipe VI en su publicidad electoral, porque según Espadas no se puede utilizar la Casa Real para introducir un mensaje subliminal sobre quién apoya y qué, pues esta es patrimonio de todos los españoles. Lleva razón el candidato aunque sorprende más que emociona este repentino fervor monárquico en el monaguillo andaluz de un sumo sacerdote que ha hecho de la caza a don Juan Carlos su deporte, que una y otra vez le exige explicaciones, que califica constantemente su conducta como poco ejemplar, que así enfrenta el padre al hijo a la vez que tensiona y desacredita la monarquía y que nunca ha desautorizado los ataques a la yugular, no ya a la persona sino a la institución de sus socios, desde Rufián hasta ‘desunidas’ Podemos pasando por el PNV, que no solo persigue al padre sino que se muere por acabar con la inviolabilidad del hijo, como si en estos momentos de penuria tal cosa urgiera. No contento con el apercibimiento que han recibido los populares, Espadas reclama rápidas sanciones, pues tras perder las encuestas, está nervioso por si pierde después algo más que las elecciones.

Al mismo tiempo que el andaluz exige justicia, visita Bolaños al Papa Francisco, que le recibe con cariño en medio de sus sufrimientos, que resulta conmovedor ver padecer al Santo Padre, firme en su magisterio. Y mientras el Papa conmueve, Bolaños avergüenza. Pues, ¿no afirma sin rubor el hombre que su santidad comparte los valores de su Gobierno? Su Gobierno, cuyas principales conquistas sociales consisten en permitir el aborto a las niñas sin permiso ni siquiera conocimiento de sus padres, encarcelar a los provida y liberalizar la eutanasia. Avances todos ellos defendidos por la iglesia desde siempre. Y por Francisco, claro. Creyentes y no creyentes lo saben.

No hay junta electoral que sancione la poca vergüenza de Bolaños. Pero, por favor, que se lave la boquita un poco antes de apropiarse del Papa. Diálogo y solidaridad son palabras preciosas, pero también lo es respeto a la vida. Y a la verdad.

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