Termina la Feria de la Salud casi coincidiendo, para los más trasnochadores, con la salida del periódico que tienen en sus manos, y queda así cerrado el intenso Mayo Festivo de Córdoba, que en este 2022 se ha vivido plenamente tras dos años de pandemia, con sus correspondientes confinamiento y restricciones, y que supone la vuelta a la normalidad. Aunque el coronavirus no se ha marchado: el último parte, del pasado viernes, señala 525 nuevos contagios y ocho fallecimientos en Córdoba debidos al covid-19. Muchas muertes todavía como para olvidar toda precaución, si bien la cifra de hospitalizaciones es baja (61 personas) y el número de personas curadas desde que empezaron los contagios en el 2020 es de 151.126, muy cercano al total de 156.503 infectados en el mismo periodo. Lo cierto es estos datos favorables, junto a la efectividad de las vacunas, que han dejado en leves síntomas la mayoría de los casos de los últimos meses, han permitido un regreso a los usos sociales habituales, en el que las medidas de protección quedan ya al albur de las decisiones personales -salvo en transporte público y centros sociosanitarios- y, tras la experiencia de la Semana Santa, todo apunta a que el Mayo Festivo será una prueba superada desde el punto de vista sanitario. Esperemos que sea así, como esperemos también que el nuevo virus, el de la llamada viruela del mono, no dé sorpresas y se mantenga en una dolencia leve como apuntan los expertos. Para Córdoba, Andalucía, España y se diría que para el mundo entero, agotados por este covid que todavía persiste, sería una tragedia tener que afrontar una nueva pandemia.
Pero de nada sirve especular. De momento, y salvo sorpresas en esta última madrugada de Feria de Mayo, Córdoba puede decir que su Mayo Festivo ha sido también una prueba superada. Las visitas masivas, aunque todavía no han llegado a los niveles del año anterior a la pandemia, el 2019 (que fue un ejercicio récord para el turismo en España), han reflejado unos datos excelentes de ocupación hotelera y gasto en hostelería y transporte. La opinión de los visitantes sobre la oferta turística y cultural de Córdoba, así como sobre el trato recibido y la calidad de los servicios ha sido muy positiva, y la acogedora feria, aunque disminuida en número de casetas, ha sido un excelente reclamó para cerrar el mes. Ni siquiera la creciente tensión política, con el horizonte electoral del 19J en Andalucía, ha restado consenso y buen ambiente a las celebraciones. Ha habido una buena cobertura de seguridad por parte del Ayuntamiento y de las Fuerzas de Seguridad del Estado, y hasta la limpieza se ha mantenido en parámetros tolerables.
Dicho esto, hay muchos deberes pendientes para los once meses que restan antes del nuevo Mayo Festivo del 2023. En los patios se ha percibido disenso entre las asociaciones que representan a los cuidadores, y es necesario evitar desde las administraciones que nadie se siente agraviado. Al tiempo, es ya urgente evitar la masificación de los patios. Tiene que haber fórmulas para que estos no pierdan la esencia que los ha convertido en patrimonio inmaterial de la humanidad. Y es preciso terminar la reforma integral del recinto ferial de El Arenal para hacerlo verdaderamente cómodo y atractivo. Si el Ayuntamiento rechaza la idea de crear casetas permanentes como recoge la propuesta de la Asociación de Casetas tradicionales, al menos que el recinto esté perfectamente dotado para hacer fácil la instalación de casetas y su uso, al tiempo que mejoren sus calles y se responda a la necesidad de más sombras, una de sus principales carencias. Terminó mayo, se superó la prueba, y ahora, cuando se hagan los balances oficiales, habrá que añadir de inmediato una lista de tareas pendientes y una agenda para que verdaderamente se lleven a cabo y el año que viene se pueda ofrecer a cordobeses e invitados una mayor calidad. Pues el mayo festivo es, a qué negarlo, el pilar de la proyección turística de la ciudad, y exige un extremo cuidado.
