Diario Córdoba

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Paso a paso

Francisco Dancausa

Bullying

En mi época, de la que no hace tanto tiempo, a este concepto con denominación anglosajona se le llamaba abuso escolar. También se le suele llamar acoso, por supuesto, también escolar pues se da en el ámbito de la escuela fundamentalmente. Recientemente se celebraba el Día Internacional del Acoso, y sigue siendo tan alto e incisivo el porcentaje de acoso en las escuelas que se está configurando como un problema endémico. Pero la cuestión se torna perversa pues como decimos y sabemos se da en ese espacio sacrosanto que son las escuelas. La mayoría de los padres y madres ponen todas sus esperanza pedagógicas y educacionales en las escuelas, sobre todo en esas tiernas edades donde los niños y las niñas son precisamente eso, infantes. Sería una aberración, una perversión y una crasa injusticia que los padres tuvieran que contemplar a priori, simplemente por la propia naturaleza de las escuelas, al acoso escolar como una posibilidad posible y no remota, sino habitual. Por tanto, todo aquello que impida o distorsione o pervierta el desarrollo normal de un alumno dentro de un recinto escolar, tanto desde el aspecto convivencial como humano y pedagógico es obvio que es responsabilidad de las escuelas. Detectar el bullying dentro del espacio escolar es complejo, pero no imposible. Siempre hay signos sutiles y/o evidentes cuya responsabilidad a la hora de ser detectados debería de corresponder y estar dentro de las atribuciones de los educadores. Pues educar no solo es transmitir conocimientos, sino conocer las aptitudes y necesidades del educado, y para eso hay que conocerlo. La mayoría hemos sido alumnos y hemos conocido a algún maltratador o abusador alumno como nosotros. Siempre ha dado muestras evidentes tanto a maestros como a alumnos de sus capacidades maltratadoras. Evitar estas debiera de formar parte de las competencias educadoras.

* Mediador y coach

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