Diario Córdoba

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Marcos Santiago Cortés

Cuestión de medios

El sufrimiento del pueblo, desgraciadamente, siempre es cierto. Por eso, tan solo imaginar que uno tiene que huir de su casa con lo puesto, junto a sus niños pequeños, sus padres ancianos o familiares malitos, pues ya no admite ningún debate más que gritar al cielo: ¡Qué mala es la guerra! Es curioso que el ser humano acuda a ella como resolución de conflictos, con la extensa experiencia que tenemos en que una vez que acaba resulta que el remedio ha sido peor que la enfermedad, y que de haber seguido la situación conflictiva que la precedió, en cualquier escenario ello hubiese sido mejor como solución. Pero no voy hablar de lo que no admite debate, que ya lo he dicho. Sin embargo, no tengo más remedio que poner encima de la mesa cuan hipócrita se está volviendo todo al compás de cómo se está quedando chico el mundo para algunos. Los medios están siendo utilizados hipócritamente más que nunca porque su función ya no es informar sino influenciar. Desde hace tres años acá, los medios están perdiendo toda la dignidad que sí que tienen esos gloriosos periodistas que arriesgan sus vidas por informar de lo que ocurre. Porque no duden que la misión de los informativos debería ser informar para poner en la palestra un problema al que debe ponerse solución. Pero informar para manipular a la opinión pública no es otra cosa que la pérdida de la dignidad de los medios actuales de comunicación. Aborrezco la guerra, y, por supuesto, la invasión de Putin a un pueblo soberano. Pero también me da miedo la utilización de los medios occidentales por parte de EEUU. Creo que esto era una cuestión europea, y Europa, y en especial Alemania, tendría que haberla solucionado. Pero el ‘Señor del Norte’ está echando leña al fuego. ¡Qué ejemplo puede dar el país que hundió Irak bajo mentiras! Hasta Zelenski me está haciendo pensar. ¿Cómo es posible que en España hablara de Guernica y en Japón no hablara de Hiroshima sino de Fukushima? ¿No es este un ariete de la justicia divina? Pues no hablar de Hiroshima da que pensar. Pero es que cuando aquí, sin pudor alguno, buscó hundir una de nuestras empresas como es Porcelanosa diciendo que es una traidora de la democracia me dejó estupefacto. Es decir, te ponemos una gran televisión, te damos armas, te apoyamos en todo y a pesar de ello, imputas de genocida a una empresa española cuando hasta hace nada Ucrania y Rusia hacían tratos comerciales... En fin, me callo ya. Pero yo creo que este hombre ya ha demostrado que es un guerrero. Ahora tiene que demostrar que es capaz de renunciar al poder como contraprestación para lograr la paz. Porque, al fin y al cabo, por muy valiente que sea y muy vestido que salga de verde, en la trinchera, él no está…

* * Abogado

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