Síguenos en redes sociales:

TRIBUNA ABIERTA

José Aumente Rubio

En el centenario de José Aumente Baena

Hoy se cumplen 100 años del nacimiento del principal ideólogo del andalucismo moderno. Pero sus reflexiones van más allá

Decía Javier Marías, en su página de El País Semanal del pasado domingo, que uno teme que el rostro y las voces de las personas queridas y perdidas se nos vayan difuminando hasta no ser capaces de rememorarlos, aunque bien es cierto que esto nunca ocurre con los individuos cruciales, con quienes nos marcaron. «De éstos no sólo seguimos acordándonos así que pasen treinta años, sino que prolongamos su vida a base de preguntarnos qué habrían pensado de lo que hoy sucede…». José Aumente Baena nos dejó hace casi treinta años y justamente hoy se cumplen 100 años de su nacimiento. Como hijo, me hubiera gustado haber sido capaz de aprovechar más su clarividencia y lucidez, y haber mantenido muchas más conversaciones de las que pude tener en vida. Es un hecho constatado, que una vez fallecido un ser querido echamos de menos esas oportunidades ya irremediablemente perdidas; pero, a pesar de todo, me siento afortunado frente a otras personas que puedan sentir algo parecido, porque tenemos la suerte de contar con sus escritos, publicados en varios tomos por la Diputación de Córdoba, gracias al empeño de su hija, mi hermana Carmen, y su marido, Rafael Aranda.

Me gusta leer de vez en cuando lo que escribió mi padre sobre los más diversos temas, escogiéndolos un poco al azar, doblando las esquinas de las páginas donde encuentro algo que me resulte de interés o que me aporte luz sobre alguna cuestión de actualidad o incluso existencial. En cierto modo es como si aún pudiera hablarle y consultarle algún asunto que me inquietara o del que me gustara saber su opinión, porque, por extraño que pueda parecer, muchas de los temas de los que escribió están en plena vigencia.

Es difícil extraer frases o eslóganes de sus escritos, porque José Aumente elaboraba artículos muy bien estructurados, donde lo que se dice cobra todo su sentido en relación a lo dicho anteriormente y sirve de nexo de unión con lo que dirá a continuación. Aun así, me atrevo a entresacar algunos pequeños textos, de esos que tengo señalados por la esquina doblada de la página donde se encuentran.

Ya en el año 1970 -en una época en la que la familia era considerada como una institución sagrada e intocable- hablaba de la «poderosa carga enajenante» que puede suponer el matrimonio, criticando el papel del «padre patriarcal, marido dominante, juez imparcial y protector generoso», frente al papel de «la esposa sumisa». Decía, en una conferencia pronunciada en Sevilla en aquel año, que «en las sociedades o ambientes todavía patriarcales, autocráticos, se le niega a la mujer toda otra posibilidad que no sea la de realizarse en función del hombre, y que ésta no deja de ser una relación falsa y degradante». Teniendo en cuenta la época en la que está escrito, podemos considerarlo un pionero del feminismo.

Como profesor de instituto, me enfrento a menudo a la falta de vocación que muestran muchos alumnos, especialmente de bachillerato; y entiendo que esa «desorientación» se debe en gran parte a la presión a la que se ven sometidos para alcanzar el «éxito» profesional. Ahora está de moda la cultura del emprendimiento y parece que se ha dado algo de lado al humanismo y a la moral. La mayoría de los alumnos a lo que aspiran es a ganar dinero rápido y sin trabajar mucho, además de ser famosos. Como dice Claudio Naranjo, «ni siquiera los padres protegen que sus hijos sean educados para ser más humanos; y ya que está claro que sacar buenas notas en la escuela sirve para conseguir trabajo, los padres en cierto modo sucumben a la tentación de que sus niños le vendan el alma al diablo al ocuparse ante todo de su futuro laboral. Y aprenden, entonces, a pasar exámenes; y aprenden a presión, aunque ni aprender a vista de recompensas extrínsecas al aprendizaje ni aprender a pasar exámenes favorece la maduración. Ni favorece tampoco el verdadero conocimiento, ni la verdadera comprensión de las cosas –que sería el comienzo de la sabiduría». No hemos cambiado mucho en los últimos 50 años, porque esta situación ya la denunció José Aumente en un artículo de la revista Triunfo del año 1971: «Estamos asistiendo a una tan profunda mistificación de valores que hoy cualquier actividad –profesional, artística, deportiva, política-- se encuentra contaminada, pervertida, enturbiada por los intereses del éxito rentable. Apenas puede afirmarse que existan vocaciones puras, profesiones limpiamente ejercidas, sino que todas, en menor o mayor proporción, están condicionadas por las necesidades de máxima rentabilidad que impone el sistema capitalista en que vivimos». Sin embargo, advierte, el «éxito rentable» supone para todo profesional un fracaso radical como tal profesional y como hombre que ha de realizarse, como persona. Y entre las consecuencias deletéreas que para el hombre tiene esa lucha desesperada y sin cuartel para el éxito, señala la destrucción de toda posibilidad de que exista una verdadera solidaridad, un auténtico espíritu de fraternidad entre los hombres que viven en una misma sociedad, así como la destrucción de la posibilidad de toda auténtica personalización del individuo; por eso, el hombre en la sociedad capitalista casi necesita la huida y la evasión, cuando no la rutinización o el aturdimiento (vida libertina, excesos eróticos, drogas, alcohol…); además asevera que la inseguridad y el riesgo que esta competencia feroz origina en el hombre es una fuente permanente de neurotización, y por eso el porcentaje de personas que toman ansiolíticos, hipnóticos y antidepresivos sube continuamente. Por eso, concluye, «el gran triunfo del hombre que se siete fracasado en el éxito rentable no es ni más ni menos que la posibilidad de alcanzar la lucidez de que carecía».

Me gustan especialmente los escritos últimos, ya que, como él dice, cuando una persona alcanza cierta edad, llega la hora de «una lucidez más gratuita, pero más luminosa». «Entonces es cuando necesita abrirse a la luz de lo que ha sido, y es, su paso por la vida». Considera José Aumente que «la época en que vivimos nos ha hecho bastante irreflexivos. Inundados por la tecnología, la televisión, el fax o el automóvil (hoy podríamos sustituirlo por Internet, las redes sociales o el metaverso), no nos detenemos –hacemos un alto en el camino-- para percatarnos de nosotros mismos. Vivimos en la inmediatez del día a día, del beneficio a corto plazo, sin pensar en los efectos indeseables, las consecuencias que a la larga pueden originarnos».

Su interés por la ciencia se acrecentó en los últimos años, y combinaba sus siempre presentes lecturas filosóficas con otras de gran calado científico, especialmente sobre el cosmos, un tema que le fascinaba. Esta fructífera unión entre ciencia y humanidades aparece reflejada en algunos de sus últimos escritos: «De nada nos sirve conocer el Big-Bang, los millonésimos segundos posteriores, las galaxias, los quark, neutrinos, las macromoléculas, el ADN, las supercuerdas o el carcinoma de colon, por citar algunos ejemplos, si no sabemos el para qué, y a cuento de qué, funcionan como funcionan; si, en última instancia, sólo conseguimos manipularlos, pero no comprenderlos».

Como ocurre a lo largo de toda su trayectoria vital, aparece de nuevo el tema religioso: «La religión constituye la formulación de lo trascendente -sus símbolos, sus mitos, y sus ritos- porque de otra forma es absolutamente inaprehensible. Así pues, hay que ser cautos, críticos y poco pretenciosos al hablar de Dios y no abusar de sus mediaciones. Hay que hacerlo desde el no saber, desde la perplejidad, desde el misterio. Nada puede ser más alienante que los profesionales de la religión».

Son sólo una pequeña muestra de algunos de los pensamientos de este ilustre psiquiatra cordobés, considerado el ideólogo del andalucismo. Animo a quien no lo conozca a que lea algo de sus obras completas, agrupadas en cuatro temáticas: Análisis político, Andalucía, y Religión y pensamiento político social. Además se ha editado un tomo que incluye su perfil biográfico y testimonios de algunas personas que lo conocieron.

¡Regístrate y no te pierdas esta noticia!

Ayúdanos a adaptar más el contenido a ti y aprovecha las ventajas de nuestros usuarios registrados.

REGÍSTRATE GRATIS

Si ya estás registrado pincha aquí.