Diario Córdoba

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Marcos Santiago Cortés

Pegarle a un payaso

Muchas veces se intenta relativizar un tema doloroso con humor. Una cosa es la burla y otra la broma: la burla busca aumentar el previo dolor, pero el humor solo pretende anestesiarlo. El humor es una forma, podríamos decir, de llevar las cosas con menos tragedia y, por tanto, llevarlas mejor. Por ejemplo, hace poco vimos al conocido ‘Langui’, el chico este actor y cantante de rap con discapacidad física, que salió en el programa de Bertín Osborne junto al cantaor ‘El Cigala’ y Dani Martínez, y todos ellos bromearon con cariño con la discapacidad de este muchacho con la clara intención de que todo el mundo viera que ‘El Langui’ está muy por encima de sus limitaciones. Sé que es un terreno pantanoso y debe estar precedido de buena intención. Podremos equivocarnos, pero con cariño la buena intención se respira. Todo esto lo escribo por lo ocurrido en los Oscar y el tremendo tortazo que el humorista Willy Smith propinó al presentador porque este, para relativizar el problema de calvicie de la esposa del homenajeado, la comparó con la excelente protagonista de la excelente película ‘La teniente O’Neill’ que se rapa la cabeza en dicha película para echarle más valor a la difícil situación que encarna. Pero ya he dicho que las cosas hay que hacerlas precedidas de cariño para que se les vea la buena intención. Pues bien, antes de realizar la broma, el presentador le dijo a la mujer de Smith «te quiero» dejando por tanto sentado que estaba de broma constructiva y no de burla destructiva. Su broma pudo tener más o menos fortuna, pero esa mayor o menor fortuna redunda en el éxito del presentador. Y punto. Por eso, que el marido de esta señora, en mitad de la gala, se levante rompiendo el protocolo como los chulos carotas y pasando de todo propine un golpe al presentador, ha ensuciado la ceremonia de los Oscar, tanto, que ha demostrado con su pasividad y por tanto complicidad, que está dominada por el dinero y no por el arte. Porque a ese señor, instantáneamente se le debería haber privado, no solo del Oscar sino de la presencia en el evento. Y a lo mejor debería hasta haber sido detenido por un delito de lesiones. Pegarle a un payaso es la prueba irrefutable de que hemos perdido la más bello del alma humana a cambio del endiosamiento incomprensible de vulgares mortales que lo único que saben hacer ante la dificultad, no es hacer humor para suavizarla sino fomentar la violencia para hacerla más áspera. Así que no tengan duda de que la pérdida de valores de la sociedad actual no está reflejada en hacer bromas de las situaciones difíciles (como propuso el actor en su discurso más que como disculpa, como justificación a su acción) sino en la impunidad del ricachón y la indiferencia de la gente ante la agresión a un humorista que, con mayor o menor acierto, pero con buenísima intención, solo pretendía hacernos sonreír.

 ** Abogado

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