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Democracia para siglos

«¿Cómo pueden manifestarse bajo el motivo de que la mascarilla coarta la libertad?»

No puedo dejar pasar este año sin mandar un mensaje a los negacionistas que quieren pasar por esta triste historia de la pandemia como guerreros independientes contra un sistema opresor, pero lo hacen apoyados por las prestaciones sociales de ese mismo Estado que critican. Esta gente predica un supuesto plan acaudillado por un misterioso y reducido colectivo indeterminado megamillonario que rige los destinos del mundo y que, según ellos, pretende reducir la población (como si este grupito tuviese el don de la inmortalidad). Pero epidemias ha habido toda la vida que provocaron millones de muertos precisamente porque no se habían descubierto las vacunas. Ellos dicen que las vacunas estas son una estrategia para meternos en el cuerpo componentes mortales aún ante la evidencia de que gracias a las vacunas las cifras de muertos por el coronavirus han bajado ostensiblemente. Por tanto, decir esto es insultante. Porque cuando esto lo escuchan los familiares de aquellos que murieron antes de las vacunas, estoy seguro de que la rabia que sienten es tremenda. Incluso otros dicen que las vacunas son un chip para controlarnos. Esto último ni siquiera lo voy a comentar porque a esta gente no les debemos dar publicidad porque creo que lo que buscan es llamar la atención y pasar por lumbreras cuando en el fondo están hasta la coronilla de sí mismos. Pero los que más me sublevan son los antimascarillas y antipasaportes covid que se manifiestan en las calles con el pretexto de que abanderan la libertad, como si ponerte la mascarilla obligada se asemejara en algo a una pena privativa de libertad. Y lo más sorprendente es que sobre todo esta gente se manifiesta en esa Europa que tanto sabe lo que es perder la libertad y la vida. Por el amor de Dios, ¿cómo pueden intentar paralizar la pacífica vida social con manifestaciones violentas bajo el motivo de que la mascarilla coarta la libertad? ¿Es que no recuerdan las estrellas que los nazis les pegaban en las solapas para privarles no solo de los derechos sino de la vida misma? ¿Tan pronto olvidaron las cámaras de gas o los terribles gulags soviéticos? ¿Y ahora se quejan de una simple mascarilla bajo el pretexto de que los esclaviza? Pues estos que tanto critican a los gobiernos democráticos por una supuesta falta de democracia, luego, en su vida privada, son los más intolerantes del mundo. Quizá sea esa la clave: no se manifiestan para dar más calidad a la democracia, sino que son elementos infiltrados de ideologías extremas que solo pretenden desestabilizarla. Pero no les vale, porque somos muchísimos más. Así que este es el mensaje que les mando: esperad sentados porque aquí hay democracia para siglos.

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