Síguenos en redes sociales:

Guadalquivir

Manuel Muñoz Rojo

Compromiso

Los pueblos ribereños del Guadalquivir se encuentran inmersos en la elaboración de los presupuestos municipales para el año 2022. Todas las delegaciones estudian cómo hacer lo mismo o más, prácticamente, con los mismos euros. Eso es un malabarismo de inteligencia, convencimiento y creatividad. Inteligencia para ajustar, convencer a todos y crear nuevas expectativas. Y cada concejal, forjado en la experiencia exprime las naranjas para que den más zumo y más jugoso. Al mismo tiempo, deben escuchar y encajar las propuestas de la oposición. Es una evidencia, que son los presupuestos del equipo de gobierno que han recibido el respaldo mayoritario de la sociedad, no son las cuentas del opositor, sino aquellas logradas con el máximo consenso.

Los regidores saben lo mucho que nos jugamos el próximo año, con unos ingresos retenidos por la realidad económica que fuerza la situación de pandemia. Impera la austeridad, pero sin descuidar los servicios públicos. Lo progresista es tener altura de mira y no condicionar los presupuestos municipales por el posible año electoral, adelantado y enmarañado. La realidad política es el ahora y no tanto las cábalas de futuro. Debe imperar la seriedad frente a la mediocridad, la sociedad antes que los bastardos intereses personales. Las turbulencias políticas no deben poner en peligro los proyectos de comunidad.

Y entre puente y vacaciones llegan por el río de los cordobeses los investigadores Francisco Barro y Antonio José Meléndez para hablar en el Ateneo de salud y sostenibilidad con los retos de la agroalimentación. Estos curtidos y reconocidos científicos tienen en vilo al mundo con sus estudios sobre alimentos y nutrición. Nos sentimos orgullosos de personas que han dedicado gran parte de su vida a estudiar el futuro de todos nosotros. Invertir en ciencia y reconocer a tantos hombres y mujeres que contribuyen a un mundo mejor es sabio y humilde.

Nos interesan debates reales y no ejercicios de distracción de la opinión pública. No podemos caer en la tentación de galgos o podencos, de luces y farolillos, de juegos de artificios y cohetes en el aire. Seamos serios, la construcción de una sociedad democrática sin gritos ni estridencias.

Pulsa para ver más contenido para ti