No sé si una gran mayoría de españoles saben que mañana es primer domingo de Adviento. Durante mi estancia en Alemania la TV pública alemana lo recordaba con un programa especial retransmitido desde un mercado navideño. Aquí creo que el Adviento permanece escondido en las iglesias. Es el anticipo de la Navidad. Para un alemán -sea católico o protestante -es la festividad más importante del año. Hay que felicitar al alcalde: Córdoba tiene este año un mercadillo navideño en la Corredera, al estilo europeo Me remonto a los años cuarenta y solo recuerdo venta de zambombas en la calle Claudio Marcelo. Recuerdo sobre todo el mercado navideño de Nuremberg. Estuve un año en la plaza del Ayuntamiento, atiborrada de gente, para ver el ángel asomado al balcón del Consistorio. Era una muchacha ataviada con túnica blanca la que anunció el comienzo de los días prenavideños. Los alemanes se vuelcan durante los cuatro domingos de Adviento en exhibir sus tradiciones navideñas. El Christolen es un dulce navideño alemán que simboliza al Niño Jesús. Se amasa con harina, huevo, mantequilla, mazapán, azúcar, almendras y pasas. Su origen se remonta al siglo XVIII, en el land de Sajonia, capital Dresde. En España lo vende un supermercado alemán, pero han suprimido en origen lo de «Chris». Supongo que para evitar las suspicacias de sectarios antirreligiosos. Este año los hay veganos, ¡Vaya por Dios!, se han cargado la excelente receta tradicional. Por cierto, que aquí impera el pino o el abeto y no el olivo, nuestro árbol de Navidad, pienso yo; y ganan las modas foráneas. Pero yo sigo con la idea.

*Periodista