Recientemente los andaluces hemos sufrido una alevosa agresión al ser vilipendiados dos de nuestros coterráneos más ilustres de la pasada centuria. El primero en la cronología, D. Niceto Alcalá Zamora (1877-1949), recibió un alevoso ataque de la mano de un merecidamente reputado editor barcelonés de honda raigambre asturiana. En una entrevista, adelantada en el periódico de las élites sobre la inminente aparición de una ‘Historia General’ de su autoría acerca de un viejo y esclarecido país denominado desde hace más de un milenio España, enjuiciaba al controvertido presidente de la Segunda República como un «señorito andaluz opuesto a la Reforma Agraria». Sin acribia alguna, sin pruebas de la menor consistencia, la limpia andadura de un demócrata plenificante de amor a su patria chica y a la grande, al austero y honesto político cordobés se arrojaba al barro con tan afrentosa e inexacta caracterización. Toda una existencia de admirable conducta ética al servicio de sus nobles ideales quedaba ennegrecida sin más causa que la ignara opinión «de un burgués de Barcelona...».

En los mismos días en que se anotaba tan desdichada opinión, un acreditado libelista británico no vacilaba, en otra entrevista en un diario madrileño igualmente prestigioso, en incluir a José María Pemán (1898-1981) en una larga lista de «arquitectos del odio» en la España contemporánea, confeccionada con tanta frivolidad historiográfica como insania moral por ciertos deturpadores del ayer hispano, a la caza frenética de prebendas mediáticas y «cuotas de pantalla». Un escritor «total» como el autor de ‘El divino impaciente’, uno de los mayores articulistas en un siglo como el XX, acaso el que registrase en España el mejor elenco de tal género, y, sobre todo, una biografía como la del académico gaditano, sombreada sin duda en algunas de sus plurales facetas, pero dibujada incuestionablemente con los colores más esplendentes, era retratado de la citada manera sin más razón que el encono dilatado y hondo de un sectario estudioso de los postreros capítulos de la historia española. Desde D. Ramón Menéndez Pidal (1869-1968) hasta Rafael Alberti (1902-99), y desde el ‘lletraferit’ novel de provincias hasta los columnistas premiados con los más preciados galardones literarios, Pemán fue estimado como uno de los grandes escritores del Novecientos, de tan ancha panoplia temática como buido e ingenioso en descripciones y análisis. Liberal en sus planteamientos y convicciones, con las sombras e hiatos provocados por el desgarro de la nación con el drama excruciante de la guerra civil de 1936, trabajó luego ahincadamente para que el futuro se dictara siempre en clave de concordia y esperanza. Casi medio siglo después de su muerte sería verdaderamente funesto para los protagonistas de ese inmediato porvenir que la memoria de tan alto andaluz quedase estragada por la acción de la injusticia y el rencor.

*Historiador