Estimado Alcalde: Mi nombre es Álvaro, y soy un niño de 4 años que vive en La Viñuela. Le escribo porque me gustaría contarle una cosa. Ya sé que solo soy un pequeño niño, y que los mayores saben más de estas cosas. Pero bueno, creo que los niños como yo, aunque no votamos, también disfrutamos de lo bueno de la ciudad y también sufrimos y padecemos lo malo. Además, también es usted mi Alcalde, así que creo que yo también puedo escribirle.

Mis papás me han contado que algunas personas de mi barrio han hecho una encuesta y que la mayoría quieren que en la avenida de La Viñuela en la que desde hace varios meses juego casi a diario con niños y niñas como yo, se cierre de nuevo a los peatones y vuelvan los coches. Mis padres dicen que «el 70% quiere que vuelva el tráfico y el 26% que se peatonalice más, y el 4% que se quede como está». La verdad es que yo no entiendo mucho que significan estos números, pero por lo visto hay más gente que prefiere que vuelvan los coches. Aunque también me han dicho que otro 80% de vecinos del barrio no han participado en la encuesta (¡qué lío de números!), por lo que me pregunto qué pensarán estos vecinos...

Pero bueno, señor Alcalde, le escribo esta carta para decirle lo que pienso yo, y muchos de los niños y niñas con los que juego a diario en La Viñuela: que queremos que nos deje la calle como está, o a lo mejor con algún arreglo para que quede más bonita. Ya sé que la opinión de los niños a veces no importa, pero si yo fuera Alcalde sí escucharía también a los que son más pequeños que yo. Bueno, yo soy pequeño, pero no soy tonto, y sé que por mandarle esta carta usted no me va a hacer caso (bastante tendrá usted con hacerle caso a sus padres, ¡como todos tenemos que hacer!), pero me conformo con que al menos la lea y piense un poco lo que le digo, y luego ya decida lo que tenga que decidir y crea mejor para todos.

Dicen muchos vecinos que quieren que la calle vuelva a abrirse al tráfico, y yo, señor Alcalde, respeto todas las opiniones, pero me cuesta entender cómo tantos mayores quieren esto y luego están todo el día diciéndonos que si es importante caminar, que si es importante reciclar, que si tenemos que vivir en una ciudad sostenible, que si el cambio climático, y que si patatín y patatán. ¡A los mayores no hay quién los entienda! También dicen que las tiendas se quejan porque no venden. Bueno, yo no quiero que cierren las tiendas de La Viñuela, sobre todo la que hay de juguetes, pero bueno, las otras tampoco. Aunque no tengo claro si es porque no pueden pasar los coches o porque la gente compra menos por el bichito este por el que hemos tenido que ir al cole con mascarillas, o compra ya más con el ordenador. En todo caso, aunque llevo aquí poco viviendo, también le digo que antes, cuando había coches, algunas tiendas estaban más llenas y otras más vacías, y otras también cerraban. De todas maneras, ¿no podría usted hacer más aparcamientos cerca y todos contentos?

Bueno, señor Alcalde, voy terminando ya. Pero, decida lo que decida, sí le quería pedir un pequeño favor mientras tanto sobre las alcantarillas que hay en nuestra calle. No es sobre la queja que le habrán contado los mayores de que si hay malos olores, que yo creo que sí los hay, aunque los niños como estamos pa’arriba y pa’abajo jugando y corriendo no nos damos mucha cuenta. Aunque yo creo que antes también habría malos olores, a no ser que el olor del humo de los coches los tapara... Pero bueno, que lo que le quiero pedir es que vea si es posible poner un sistema con alguna rejilla o algo en los agujeros de las alcantarillas porque algunos son muy grandes y a los niños se nos caen dentro las pelotas pequeñas y los juguetes, a veces. A mí personalmente ya se me ha caído una pelota, una bola sorpresa, ¡y sin poder haberla abierto para ver la sorpresa!, y un muñeco de la Patrulla Canina. ¡Ah! Y ya aprovecho para darle las gracias por dejar a los niños de Córdoba mojarnos en los chorritos de Las Tendillas sin que nos riña la Policía, y por habernos hecho un super barco con toboganes para jugar cerca del río, y por haber hecho y estar arreglando la Ciudad de los Niños. Bueno, no sé si usted ha hecho todo esto, pero si no, déle las gracias al alcalde de antes que lo haya hecho, y gracias a usted porque, de todas formas, no lo ha quitado.

Por último, respecto al motivo de mi carta, quiero decirle de todas formas, señor Alcalde, que no se preocupe. Sea lo que sea que haga, los niños de La Viñuela, como la mayoría de los niños de Córdoba, somos gente de bien; y cuando vayamos por la calle y nuestros papás nos digan ‘ahí va el Alcalde’, no dude que le seguiremos ofreciendo la mejor de nuestras sonrisas. Aunque de su decisión dependerá que, cuando caminemos por nuestra calle, nos pongamos un poco tristes por el espacio perdido, o podamos seguir con este sentimiento de alegría e ilusión por bajar cada día a La Viñuela para seguir compartiendo juegos y sueños.

*Periodista