Estamos necesitados de buenas noticias, de todos los colores. Ya sea el proyecto de la base logística del Ejército o las victorias balompédicas de la Eurocopa. Por eso en estos tiempos complicados a tantos niveles, de desazón ante tantas afrentas y de crisis prolongadas, sobresalen y brillan con luz propia esos ejemplos de la sociedad civil cercana, que se organiza y articula para ofrecer respuestas y mejorar la situación de determinados colectivos que, al final, redundan en el beneficio de todos.

Me refiero, hoy que es el día de resaca de «la noche más larga del año», al colectivo de comerciantes y hosteleros que actúan desde la reciente asociación Iluminando Juntos, que llevan unos meses caminando bajo la presidencia y la vitalidad de su fundador Pedro Jiménez, y que están dispuestos a dinamizar con iniciativas propias y compartidas la vida comercial del centro de la Ciudad y la judería cordobesa contando, lejos de protagonismos, con el resto de colectivos asociativos de la zona, de los que emerge como catalizador. Aunque, vista desde lejos, la denominación de la entidad nos pudiera sugerir el de una comercializadora de energía, realmente resulta muy pertinente y lúcida, pues se trata de ser referente y guía, luz y faro que señale senderos por donde otros transiten. Y esto sólo se puede conseguir si se trabaja con ahínco, en colaboración y sumando capacidades.

Una asociación que viene, más que a pedir, a proponer y a remangarse en construir iniciativas de amplio calado que repercutan en la mayoría de la población a la vez que fomenten la cultura propia. Tras el éxito de los eventos acometidos en el mayo cordobés, entre los que destacan el engalanamiento de algunas calles, las portadas de casetas en establecimientos, los adornos florales y las cruces, o los escaparates con motivos taurinos; ahora han vuelto a convocar a la ciudadanía a la noche más larga, aprovechando la popular velada del día de san Juan, a fin de animar la presencia del público en dichas zonas prolongando los horarios y buscando incentivos para este novedoso shopping night.

Estos artesanos de la ilusión, que ya reúnen a más de un centenar de establecimientos, son un ejemplo de emprendimiento, de servicio, de pasión por su trabajo, de cooperación y colaboración de lo mejor de nuestro tejido comercial, que crea empleo y sirve de reclamo para un visitante prendado por la monumentalidad de nuestro entorno y la cordialidad de sus habitantes.

Siempre he pensado que lo que tú mismo no construyas, pocas esperanzas puedes poner en que vengan otros a arreglarlo. Por eso es tan importante el papel de quienes, en cualquier ámbito, no se debaten en lamentos ni se conforman con su suerte, sino que creen en sus posibilidades y son proactivos en la transformación de su realidad. Las ilusiones sostienen al ser humano y hacen que alcance objetivos increíbles. Todo un ejemplo para esta ciudad y quienes la habitamos, que ojalá sea el germen de una sociedad que despierta a un futuro más prometedor.

* Abogado y mediador