Cuando en enero el presidente de la Diputación, Antonio Ruiz, anunció que la institución provincial destinaría 16,5 millones de euros para luchar contra la despoblación, uno de los grandes problemas de la provincia, nada hacía presagiar que en poco tiempo la lucha se centraría en una pandemia global. Pero así fue, y hubo que reajustar partidas y conceptos, de forma que, por ejemplo, los 10 millones del Plan de Concertación se convirtieron en el plan de reactivación Juntos por Córdoba. Y a partir de fondos propios provenientes de remanentes y superávit, o recurriendo a partidas previstas para otras iniciativas que tuvieron que suspenderse, se puso en marcha el plan Córdoba 10, destinado a todos los municipios excepto la capital, para garantizar y reforzar los servicios públicos municipales y ayudar a las familias y al comercio.

Todos los organismos de la Diputación, especialmente el Instituto Provincial de Bienestar Social, han trabajado con los ayuntamientos para hacer frente a la crisis social que también ha generado el coronavirus. Estos, por su parte, han tenido que afrontar el mayor desafío en décadas. Hace doce años, la crisis económica les pilló con un abultado endeudamiento que los ahogó durante años. Entonces se vieron obligados a reducir esa deuda y a gastar lo justo. Pero justamente ese ahorro ahora les permite poder destinarlo a sus vecinos. Aunque también costó, ya que la intención del Gobierno era que los ayuntamientos se lo cedieran.

Pero si hay algo que destacar en todo este tiempo es la solidaridad demostrada por los ciudadanos, que, cuando no había material de protección ni siquiera para el personal sanitario, se pusieron manos a la obra y confeccionaron millones de mascarillas y pantallas de protección que en un primer momento usó la mayoría de la población. Los agricultores también aportaron su grano de arena en la desinfección de calles.

Y las empresas más punteras del frío industrial han demostrado que están a la vanguardia tecnológica aportando soluciones para la vacuna que ya está comenzando a ponerse.

Pero el 2020 también nos ha dejado, en lo político, dos mociones de censura. La primera, en Castro del Río, llevó a la Alcaldía a un edil no adscrito. Y la segunda, en Baena, que resultó fallida antes de debatirse. Ya en diciembre, un juez ha inhabilitado al alcalde de Nueva Carteya por permitir durante años los ruidos de un local de hostelería.

En marzo, Concepción Fernández, vecina de Posadas, se convirtió en la primera y única víctima mortal en la provincia por violencia machista. Y en diciembre el Supremo ha confirmado la condena a La Manada por abusar de una joven de Pozoblanco.

En el campo, los olivareros protagonizaron en enero y febrero masivas protestas por los bajos precios.

Y en el terreno cultural, un agricultor de La Rambla descubrió en un olivar la que ya se conoce como la leona íbera, de unos 2.500 años de antigüedad, conservada en perfecto estado.

* Jefa de Provincia