Acudo con persona mayor a urgencias de un hospital clínico de la ciudad que sea. En el sobado mostrador de admisión, metro y medio a la derecha, se planta un señor argumentando fiebre moderada, tos y, en el caso de su mujer, que espera en el coche con dos niños, dificultad respiratoria. El tipo es admitido a trámite con la mayor tranquilidad tras dar a conocer que ha tenido contacto con «positivos». La persona mayor y el que suscribe pasamos a la sala de espera, en la cual permanezco yo mientras ella es atendida en consulta. Me encuentro en un recinto cuadrangular, cuyas paredes son aisladas por una hilera de clásicos biombos entre los cuales se abren espontáneas rendijas que me permiten descubrir, en ese improvisado pasillo, al señor sospechoso, al irresponsable (él, los que lo admiten y los que legislan) paseando arriba y abajo, «compartiendo», como quien dice. Yo, sentado solo en una fila de cuatro asientos vacíos (hay madres e hijas guardando la distancia entre ellas, a pesar de vivir juntas, revueltas y sin mascarilla), no me inquieto, ni preocupo, ni perturbo por la presencia del irresponsable y su posible carga viral. Es que me río, vamos, me parto en dos verificando por enésima vez la locura paranoico desastrosa, anárquica y mal hecha por donde se mire, de la «situación actual». Esto es «lo que está pasando», y así se lo estoy contando a ustedes y ustedas. Al margen de la Facultad de Ciencias de la Información, sin placa, ni escaño, ni puesto, me basto yo solito y mi vista y mi lógica, como supongo se bastan muchos de ustedes, para detectar al vuelo, a diario, cada minuto, incongruencias, contradicciones y chapuzas y estupideces al fin como la que acabo de narrar. «¿Por qué suma España más positivos que ningún otro país de nuestro entorno?». Pues, vamos a ver, queridos imbéciles, ¿no será que unos cuentan de una manera y otros mienten de cualquier otra? ¿Cómo se atreven tan solo a plantear tremenda cuestión de estadística en una realidad tan caótica, chapucera y, por encima de todo, guerreramente comercial? Los nuevos conquistadores, las tecnológicas y las químicas se tronchan de risa conmigo y se van de cañas. ¿Y tú, qué cojones buscas en urgencias? H