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Palabras para Andrómina

Epidemiólogo y pitonisa

La enfermedad covid-19 la produce un virus emergente del que se desconocen muchas cosas

Quizás los epidemiólogos sean como los economistas, que hacen finos y sesudos análisis cuando las crisis o las epidemias han pasado. Pero ¿podría ser de otra manera? Ni los economistas ni los epidemiólogos son pitonisas y el análisis científico que realizan de la realidad se basan en métodos -por cierto similares- en los que la estadística tiene un papel fundamental y la probabilidad es el terreno donde se manejan. El método epidemiológico que tiene su fundamento en las investigaciones de John Snow en la epidemia de cólera en Londres en el año 1854 no es distinto de cualquier método científico aunque su transversalidad hace que sea usado en las diferentes especialidades médicas y sanitarias.

Una crisis -como una epidemia- aparece súbitamente, como un relámpago y reaccionar ante ello resulta complicado en un primer momento. Es fácil decir ahora «a toro pasado», que no se había previsto lo que iba a ocurrir, que se llegó tarde, que no se llevaron a cabo las medidas de control pertinentes. Pero si nos basamos en los antecedentes similares por otros coronavirus, como fueron el Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS; 2012)) y el Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS; 2002), nadie podía prever que la virulencia, contagiosidad y forma de propagarse podría dar lugar a una pandemia que en el caso de las enfermedades anteriores citadas se quedaron reducidas a territorios concretos. Sin olvidar que las autoridades chinas (no hay que olvidar que es una dictadura política) ocultaron datos durante más de un mes; el episodio del oftalmólogo chino Li Wenliang que denunció al comienzo de la epidemia en Wuham su similitud con el SARS y fue detenido, es muy significativo.

Es fácil ser pitonisa a posteriori, e incluso a priori si se dicen todos los posibles hechos que pueden ocurrir en el futuro; al final alguno acertará. Es como si lleváramos todos los boletos de una lotería. Epidemias han existido siempre mientras el ser humano es ser humano y decir que va a haber una epidemia o una crisis económica, no hace falta para predecirlo ser Einstein (quizás la única persona de la humanidad que sí ha predicho ¡y que sus predicciones siguen comprobándose!).

En Salud Pública el principio de precaución se refleja en una de las características más diferenciales de la vigilancia epidemiológica como es la declaración de sospecha ante un caso o un brote, porque la intervención rápida es esencial para intervenir y prevenir. Por eso la OMS en la pandemia de gripe del año 2009 alertó a toda la población mundial declarando la pandemia. Ello le significó aún teniendo cierto fundamento, feroces críticas, se le tachó de alarmista, demasiado previsora y que en realidad no había habido tantos muertos (¿entre 300.000 y 500.000 parecen pocos?), que tenía intereses económicos, etc. No parece irracional que en esta epidemia y teniendo en cuenta los episodios previos, la OMS fuera remisa a propagar un alarmismo mundial cuando aún la epidemia estaba reducida a una zona del mundo.

Además la enfermedad covid-19 hay que recordar que la produce un virus emergente (el coronavirus) y que respecto a su historia natural aún se desconocen muchas cosas: ¿produce inmunidad permanente o temporal?; ¿el virus mutará? (los virus ARN como éste suelen hacerlo y por ello suelen ser muy adaptables); ¿las condiciones climáticas son determinantes?; ¿se producirá una doble epidemia?; ¿ha venido para quedarse, como tantos otros virus?; ¿qué tratamiento es el más eficaz?; ¿serán efectivas las vacunas que se implanten? Más preguntas que respuestas que a la ciencia corresponde ir dilucidando, y que a los expertos le significa estudiar las alternativas posibles y -algo que no se puede olvidar-, a los políticos y autoridades, priorizando objetivos, les corresponde tomar las decisiones; cada uno tiene su función.

Sin embargo hay algunas aproximaciones científicas que más que profecías irracionales se acercan a la predicción científica, no del hecho inveterado de que pandemias habrá siempre sino de la opinión de los expertos. El periodista y divulgador científico David Quammen en su libro Contagio recoge la predicción de una pandemia de coronavirus del epidemiólogo e infectólogo Donald S. Burke ya en 1997. Pero como dice el propio Quammen: «Aunque no tenemos capacidad para predecir una gripe verdadera o cualquier otro nuevo virus emergente, podemos la menos permanecer atentos, estar bien preparados y listos para una respuesta rauda, ser ingenioso y perfeccionar los conocimientos científicos». Desde después de la crisis de la gripe A la OMS lleva avisando al respecto. ¿Alguien se preparó y le hizo caso?

Como epidemiólogo no voy a caer al en el «pitonisismo» respecto a la pregunta actual que más incertidumbre crea: ¿rebrotará? Si observamos antecedentes similares, la gripe española evolucionó en tres ondas epidémicas de enero de 1918 a junio de 1919, siendo la mortalidad en noviembre del 1918 la más alta. Respecto a la gripe A del 2009, comenzó en abril y la tasa más alta fue en noviembre y posteriormente se integró en la gripe estacional. Las dos se diferencian del covid-19 en que afectaron más a edades jóvenes. Pero lo fundamental es la densidad de población y el porcentaje de población inmune, que en nuestro caso en España es alrededor el 5% y en Córdoba algo más del 2%. ¿Rebrotará? Es posible. ¿Habrá que confinarse otra vez? Es factible. Ojalá no sea así.

* Médico epidemiólogo y poeta

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