La autonomía más grande de España en territorio, población y recursos, pero una de las más pobres del Estado frente a lo que fue en gran parte de su historia; la número 226 en el escalafón de las regiones europeas por nivel de renta, con el abismo de unas desigualdades enormes, exige una reflexión menos triunfalista el día que se celebra su onomástica. No tanto para lamentarnos ni bucear en la búsqueda de culpables o décadas perdidas en las que muchos fueron cómplices, sino para descubrir y adentrarnos en un nuevo sendero que nos guíe hacia mejores metas. Lo que requiere tomar conciencia y levantar la mirada, exigir en justicia las herramientas necesarias y resituarnos en el contexto mundial al que estamos llamados.

Siguen vigentes las palabras de nuestro himno. Andaluces levantaos, al fin. Primero contra nuestros propios miedos y tedios, contra nuestras indolencias e inseguridades, contra el ninguneo a nuestras capacidades y múltiples aportaciones. Levantaos sin complejos de la pesadilla del vagón de cola, sacudiros la servidumbre de subvenciones enquistadas, la mordaza de ruines corrupciones, el sectarismo suicida y cainita con el que os confunden. Levantaos del letargo porque nadie nos va a regalar nada, para creer en nosotros mismos, para otear un horizonte de bienestar y esperanza, para apostar por una modernización integral que invierta en tecnología e investigación. Levantaos contra esas culturas uniformes y totalitarias, contras las incomprensiones a nuestra forma de ser y estar en el mundo, a nuestras tradiciones que hemos acuñado durante siglos, que suscitan la expectación y admiración de quienes a nosotros se acercan.

Andaluces, pedid tierra y libertad. Tierra para trabajarla, transformar y comercializar sus frutos, para modernizarla e invertir en industrias de transformación agroalimentaria. Pedid fábricas, inversiones e infraestructuras que terminen con el virus de nuestro desempleo endémico. Exigid libertad frente al sometimiento, igualdad frente a la desigualdad ventajista de otros territorios que chantajean al Estado. Pedid respeto y dignidad para vuestras familias e hijos, para todos aquéllos que nutren los peores índices y las negras estadísticas de pobreza y marginalidad.

Andaluces por España y la Humanidad. Para seguir siendo tierra de acogida y mezcla de culturas como siempre lo fuimos, para derribar los muros de los localismos trasnochados en un mundo globalizado. Para seguir siendo mujeres y hombres «de luz», llevando por todas las latitudes el talento de intelectuales y artistas, el empuje y la mano de obra de tantos que repueblan todos los rincones de este planeta, para difundir nuestra sensibilidad y nuestra cultura a un mundo que necesita de ella. Con orgullo legítimo, camina hacia adelante. Anda, Andalucía.

* Abogado y mediador