Desde los ancestros el ser humano ha sido nómada, va donde está su sustento y parece ser que nos están volviendo a cambiar el plato, invitándonos a emigrar, dejando vacías las zonas rurales, ya que el producto que nos hace subsistir tiene en origen los precios por debajo de los costes de producción y, como nos dio a entender Sancho Panza cuando era gobernador de la Ínsula Barataria, «oficio que no sustenta tu vida, dale despedida». ¡Y a Madrid! donde están todas las sedes de las grandes empresas y por lo tanto el dinero, a seguir escuchando a esos políticos del verbo que todo dicen y nada hacen por la dignidad de un sector, el agrícola, que sí padece racismo, un racismo laboral que nos está ahogando con tantos deberes y tan pocos haberes, que no es lógico que produciendo Andalucía cerca del 40% del total mundial nos encontremos como nos encontramos, sin tener en cuenta que el aceite de oliva es un producto arraigado a nuestra cultura alimentaria desde hace miles de años.