¡Que malo es gobernar por lo que una ideología quiere que sea la realidad y no por lo que esta es! El pin parental es una medida que quiere provocar la reivindicación generalizada de causas sociales supuestamente justas que promuevan más votos que derroquen a los que han ganado las elecciones. Y para ello predican sin pudor que desde las escuelas se educará para no ser heterosexuales y para tener relaciones sexuales prematuras y que por tanto este gobierno corrompe a los menores. Que forma tan indigna de querer políticamente vencer. Lo único que quiere la democracia es que los homosexuales no sean marginados y prejuzgados como antaño y así se eduque insistiendo hasta el infinito en la tolerancia; siempre sabiendo los límites que impone la edad de quien escucha. La subcultura podrá proponer muchas barbaridades, pero la cultura de verdad nunca adoctrina; no le hace falta. Pero también esta izquierda tan impaciente y soberbia, no ha sabido trasmitir este mensaje y ha provocado un falso debate sobre la propiedad de los hijos frivolizando y obviando que el amor de padres es quizá lo único de verdad que hay en esta vida. Además, esta izquierda obvia que en la realidad social española está implícito el cristianismo inclusivo y que entre los profesores hay cientos de cristianos. Porque este, el profesor, es el auténtico plan de estudios. Ellas y ellos son los que educan a nuestros niños. Pero la derecha, obvia (cuantas obviedades Señor) que las auténticas corrupciones de menores no vinieron de ningún plan de estudios actual sino de las malas entrañas de algunos enseñantes del pasado. Pero ya lo que debería ridiculizar a los padres que tanto temen que en el colegio se vaya a enseñar malas costumbres, es la hipocresía a la que han llegado con este temor y que intentan camuflar con el mencionado pin, porque saben que la mala educación no está en los centros educativos donde todos los días los profesores tienen que lidiar con más pasotismo y más poca vergüenza que nunca, sino en los hogares, con la actitud omisiva de esos mismos padres que agachan la cabeza cuando sus hijas en plena pubertad publican fotos prácticamente desnudas en redes sociales y sus hijos e hijas se tiran las 24 horas del día con el móvil para desculturizarse y ver pornografía y no son capaces de quitárselo bajo el pretexto del derecho a la intimidad de las menores cuando la realidad es que les hemos cogido tanto miedo a nuestros hijos que han terminado por dominarnos. El pin parental no es lo que se precisa sino el pin del valor para enfrentarnos a la mala educación que no está ocurriendo ni va a ocurrir en los colegios sino en nuestras casas y ante nuestros ojos.

* Abogado