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Editorial

Compromiso con la Humanidad

Córdoba acepta con naturalidad su excepcional legado, que disfruta de reconocimiento internacional con las cuatro declaraciones de la Unesco que otorgan el título de Patrimonio Mundial -o Patrimonio de la Humanidad- a su Mezquita, Centro Histórico, Fiesta de los Patios y Conjunto Arqueológico Medina Azahara. Los cordobeses estamos orgullosos, pero también acostumbrados a vivir en calles y edificios que en otras ciudades serían considerados enclaves únicos, y que aquí forman un paisaje cotidiano casi inabarcable en su riqueza. Un tesoro difícil de conservar, sometido a grandes riesgos, y que es al mismo tiempo uno de los principales factores de actividad económica.

Por eso, la celebración del 25 aniversario de la declaración del Centro Histórico por la Unesco -que en 1994 amplió la protección de la Mezquita-Catedral a un amplio perímetro del casco histórico, incluyéndolo en la Lista de Patrimonio Mundial- es un buen momento para la reflexión, el examen y la planificación del futuro. Formar parte del listado de la Unesco implica una toma de conciencia, pues las instituciones que presentan las candidaturas -en este caso, el Ayuntamiento- deben sustentarlas con un estudio detallado y argumentos sólidos. Luego, el título conlleva un compromiso de conservación y mejora, que es evaluado periódicamente por el organismo internacional. Córdoba ya ha superado dos veces el ‘examen’ y recibido nuevas recomendaciones de la Unesco.

En estos días de celebraciones, entre las que destaca por su acierto el concierto conmemorativo de Vicente Amigo en la Mezquita-Catedral, organizado por el Ayuntamiento y el Cabildo Catedral, el alcalde, José María Bellido, leyó una declaración institucional en la que el Consistorio se compromete a impulsar una «adecuada gestión» del patrimonio, favorecer su accesibilidad, «la integración de los espacios urbanos, la protección del legado cultural, la gestión integral del patrimonio» conjugando todos sus valores «y la defensa de los principios que hicieron posible, en 1994, la declaración de Córdoba, una Ciudad Patrimonio de la Humanidad».

El conjunto histórico de Córdoba vive momentos de encrucijada. Estos 25 años han traído muchas mejoras, desde la recuperación por la Junta del entorno de la Ribera y Puerta del Puente hasta la rehabilitación de edificios y calles. Pero subsiste deterioro y abandono en el área protegida, y el turismo masivo pone en peligro la vida cotidiana de unos barrios que sufrirían una seria pérdida si se convirtieran en esos parques temáticos del turismo que existen en otras ciudades. El título mundial exige un compromiso de Córdoba con la Humanidad. Y eso requiere conciencia de todos, aplicación estricta de las normas urbanísticas, conseguir que el fenómeno turístico no deteriore patrimonio y convivencia. Requiere inversión y control. Requiere planificación y esfuerzo. Y requiere pasión para conservar y potenciar un legado de siglos. Córdoba, reconocida por el mundo, es responsable de su legado.

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