Hay datos para afirmar que dentro de diez años la ganadería habrá desaparecido completamente de la comarca de Priego. Cuando esto haya ocurrido, y si persiste la crisis de la industria y del comercio, la comarca vivirá casi exclusivamente del olivar, lo que provocaría una situación peligrosísima como ocurre siempre que una población depende de un solo sector de la economía. La comarca de Priego, enclavada en toda su extensión en las Sierras Subbéticas, mantiene en la actualidad varias dehesas, densos encinares en las faldas de las sierras y cumbres rocosas desarboladas que tienen en la ganadería su única explotación posible. En épocas pasadas la dehesa ocupaba espacios mucho mayores que ahora son olivares, algunos de ellos plantados en terrenos de fuertes pendientes que hacen muy escasa su rentabilidad.

Pero la ganadería ha retrocedido de forma inexplicable en la comarca ya que, incluso, en zonas todavía perfectamente dotadas de recursos ganaderos, no queda ya prácticamente nada. En la fecha en que se produjo la entrada de España en la Comunidad Económica Europea, en Priego había 595 unidades de ganado vacuno, 667 de ovino, 7.755 de caprino y 2.408 de porcino. (Datos tomados de «La evolución de la ganadería en Priego de Córdoba, 1752-1986», de Ignacio Hens Pérez. Revista Legajos nº. 1. Págs. 73-94). Las cifras eran ya muy inferiores a las de épocas anteriores, pero el sector mantenía el tipo con una rentabilidad media aceptable.

A partir de 1986 el deterioro de la actividad ganadera ha sido imparable. El vacuno se hundió estrepitosamente en pocos años; el caprino y ovino, que aparentemente contaban con un terreno propicio en las sierras, entraron en declive hasta el punto de que la media docena de explotaciones en extensivo que ahora quedan, van a durar lo que tarden en jubilarse quienes las trabajan, no más de diez años. El porcino, que en 1937 contaba con 4.743 cabezas, se ha reducido a una sola y pequeña explotación.

Contrasta la situación con las cifras de ganado porcino (y su exitosa explotación) que se dan en el norte de la provincia. Aquí da mucha pena pasear por los encinares de Sierra Albayate, de la Horconera o de la Sierra de Campos y contemplar durante el invierno cómo millones de kilos de bellotas, se pudren acumuladas bajo las encinas. ¿No es el jamón ibérico de bellota uno de los productos estrella de la gastronomía nacional y de la exportación, que destaca por su calidad... y por su rentabilidad? ¿Cómo es posible entonces que en los encinares de la comarca de Priego no haya ni una sola explotación de ganado porcino?

La población dispersa de la zona, llena de aldeas y cortijadas, se adaptaba perfectamente a este tipo de economía, por lo que la despoblación del mundo rural, de la que hoy tanto se habla, tiene probablemente una de sus causas en la desaparición de la ganadería.

En un artículo como este, no podemos entrar a fondo en el análisis de las otras causas que nos han llevado a esta situación. Entre ellas estaría, sin duda, la desincentivación que los ganaderos sufrieron desde la Junta de Andalucía a partir de 1986. Se les hacía creer que el cierre de sus explotaciones (a veces subvencionada), era la mejor o la única solución.

Por eso nos llena de esperanza ese cambio de orientación que parece anunciar la Consejera de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, en su artículo sobre la necesidad de «Proteger y apostar por la dehesa», publicado en este diario hace unos días.

Esperamos que se adopten decisiones eficaces y que no lleguen ya demasiado tarde para la comarca de Priego, donde los innumerables requisitos y condiciones que la normativa de la Junta de Andalucía impone a los ganaderos, ha provocado el abandono de muchos y donde la falta de iniciativas empresariales es un mal endémico que traerá funestas consecuencias para todos.

* Cronista oficial de Priego