Como no podía ser de otra manera, el fracaso taurino de este año estaba cantado, unos carteles confeccionados veinte días antes de la celebración de los festejos, mínima difusión tanto en prensa, radio, cartelería, etcétera.

Pero la cosa viene de largo, una plaza con un aforo de 16.000 espectadores aproximadamente, puede permitirse el estudio de una reducción de los precios, es indispensable crear un ambiente favorable alrededor de la tauromaquia, lo que no ha ocurrido en estos últimos cuatro años.

Es penoso que un Museo Taurino de una ciudad como Córdoba, con cinco Califas del toreo, haya sufrido una devaluación tan grande, ¿dónde quedaron aquellas salas de Cañero o la de Manolete? Cómo se pueden mostrar como ejemplos de la torería a un diestro de Granada y otro de Jerez (con todos mis respetos para ambos), con la cantidad de matadores de toros cordobeses que hay para ejemplo de la tauromaquia.

En fin, aunque este año casi hemos tocado fondo, siempre hay la posibilidad de que salga algún alumno aventajado de la Escuela Taurina para que despierte a una afición cordobesa tan desilusionada y maltratada.