En estos últimos meses se han sucedido una serie de celebraciones, circunstancias y situaciones que nos afectan directamente a los profesionales de la sanidad y, especialmente, a los médicos. Mientras que el deterioro en la atención primaria se recrudece y llega a colmar el vaso de la paciencia, de la transigencia e, incluso, de la resistencia física y psíquica, se han sucedido acontecimientos que pueden influir en el desarrollo futuro del pilar fundamental del sistema sanitario. Ha habido elecciones al Parlamento andaluz, lo que parece que acarreará un gobierno distinto y se han celebrado los 40 años de la Constitución Española de 1978.

Desde hace tiempo nuestro colegio viene advirtiendo públicamente a la administración sanitaria de dos problemas importantes que están afectando seriamente a los pilares del sistema de salud de nuestro país y, en especial, a la sanidad andaluza. El deterioro progresivo y permanente de la atención primaria sufrirá, en los próximos diez años, una vuelta de tuerca más debido al enorme número de plazas que van a quedar vacantes por la jubilación de los actuales titulares y para las que no se está planificando una adecuada reposición.

En los últimos tiempos y tras la llegada a la Consejería de Salud del llamado «equipo cordobés», liderado por dos de nuestras colegiadas, se ha dado un impulso importante a la atención primaria. Sin embargo, aún resulta insuficiente, ya que han sido muchísimos años de hospitalocentrismo y hospitaloinversionismo que han absorbido la mayoría de los recursos en detrimento y dejando en segundo lugar a la verdadera protagonista de la sanidad.

Algunos centros de salud de nuestra provincia, incluida la capital, han notado un incremento de personal, medios y recursos, así como la posibilidad de disponer de más herramientas de ayuda en el diagnóstico. Esas medidas, aunque importantes, son insuficientes y no han llegado a todos. Es tal el grado de crispación existente que, a pesar de lo anterior, se han desatado los ánimos y el personal ha comenzado a expresar su malestar ante la opinión pública manifestándose y programando una serie de acciones de protesta, incluida la huelga. Nuestro colegio se ha manifestado reiteradamente apoyando y haciendo suyas las justas reivindicaciones de sindicatos y plataformas, si bien, como es lógico, al tratarse de una corporación de derecho público de la que forman parte médicos de distintas opiniones e ideologías, no puede integrarse en estos movimientos.

Aun así, el colegio deposita su confianza en la libertad de los colegiados para que hagan lo que crean conveniente en la defensa de la atención primaria, dentro de la legalidad y la ética y deontología médicas. En este sentido, quienes lo soliciten pueden contar con el apoyo logístico y de asesoramiento del ente colegial.

Nos encontramos, en estos momentos, con una gran incertidumbre política. Tanto en el ámbito autonómico como estatal, no está asegurada la estabilidad suficiente para garantizar un progreso adecuado en beneficio de la salud de los ciudadanos a largo plazo.

Cuando salgan a la luz estas líneas, es posible que se haya despejado la incógnita del gobierno autonómico que vamos a tener y de sus preferencias: si va a haber un cambio radical después de 36 años o si va a cambiar el talante de quienes nos han dirigido en ese periodo de tiempo. Tanto en un caso como en otro, desde nuestro colegio, seguiremos alertando y denunciando los déficits y los fallos que detectemos en el sistema sanitario. Como hasta ahora, mantendremos una actitud constructiva y colaboradora, pero con una tolerancia limitada y acorde con el bienestar de nuestros colegiados y, sobre todo, de la población en general que merece seguir disfrutando de una atención primaria de calidad.

* Presidente del Colegio de Médicos de Córdoba