El gran Paco León dirigió una película titulada Carmina y amén donde contaba las andanzas de Carmina Barrios tras la muerte de su marido y donde hacía todo lo posible para poder seguir cobrando la pensión.

El pasado martes 20 de noviembre de 2018 (siglo XXI) fueron muchos los que se congregaron en la casa de Dios para rezarle y dedicarle con todos los honores posibles una misa a un dictador y esto está encuadrado en una libertad de expresión, pilar básico en un Estado de Bienestar, menos cuando se trata de hacer humor. Puede parecer una aporía que haya actos de libertad que buscan de nuevo la opresión y el odio y que esto ocurra en un lugar sagrado que propugna el amor al prójimo.

Muchas instituciones políticas y religiosas se están empeñando en seguir cobrando una pensión para que las heridas no se cierren, los medios de comunicación los suele identificar como nostálgicos de otros tiempos, pero creo que los otros tiempos se han convertido en un presente y un futuro poco esperanzador ya que poco a poco se está demostrando que en este país hay muertos de primera y muertos de segunda.Vivimos en un país donde se permite pasear banderas de regímenes dictatoriales con su respectiva cobertura informativa mientras la Ley Mordaza nos atemoriza al resto de la ciudadanía para que sigamos callados. Mientras, el partido neofascista de moda en España, Vox, se dedica a proclamar que pondrá bocadillos de jamón en los colegios públicos para echar a los niños y niñas musulmanes como si estuviéramos en el siglo XV.

Hoy me dispongo a escribir para contradecir las palabras de Gil Tamayo, obispo de Ávila, que culpaba a la sociedad de un silencio cómplice, usted me va a perdonar, pero conozco a muchas personas que no tienen ni sus valores, ni su moral y que luchan a través del ejemplo, ese que vosotros no seguís cuando rendís pleitesía al que trajo una sociedad de pobreza, miedo, incultura y mucho silencio, el mismo que ha hecho que muchas de vuestras víctimas callen.

Decía la Biblia «perdónalos porque no saben lo que hacen» ¿o sí? Quizás la codicia os ha ganado la partida y ya solo pretendéis cobrar para resucitar al dictador en vuestro lugar sagrado y amén. Otras personas siempre preferiremos el amen, así sin tilde.

* Politóloga