Los deseos de triunfar van unidos inexorablemente a la juventud, quizá porque los jóvenes son especialistas en soñar y, recordando la frase de Charles de Gaulle: «La gloria se da solo a quienes la han soñado». Anoche, las chicas de la Residencia de las Religiosas de María Inmaculada, de nuestra ciudad, celebraron la clausura de curso con una eucaristía y una cena festiva. Y a modo de homilía quise dejarles los verdaderos horizontes para triunfar en la vida, porque será en el marco de nuestra juventud donde más necesario es el triunfo, por aquello que subrayaba Concepción Arenal: «La victoria más difícil sobre nosotros mismos no es la más grande, sino la primera». ¿Y cuáles son las tres cosas fundamentales para triunfar en nuestra vida? Primera, «saber a dónde vamos y cuáles son nuestras metas». Decía Séneca, que «no hay viento favorable para el barco que no sabe a dónde va». La vida viene marcada por una vocación y una misión que hemos de desarrollar con fidelidad y encanto. Para ello, es vital conocer a fondo nuestras metas. Lo segundo que tenemos que hacer para triunfar es «saber elegir los buenos caminos y los mejores acompañantes», conscientes de que en esta vida no hay caminos maravillosos sino caminantes maravillados. En esos acompañantes, deberemos tener en cuenta a nuestros padres, a nuestros profesores y formadores, a nuestros «superiores con tareas educativas» a lo largo de nuestra vida, y a nuestros mejores amigos. Lógicamente, desde la orilla de la fe, acompañantes imprescindibles serán el Señor Jesús, dueño y señor de la historia; María, Madre de Dios y madre nuestra, «la santa entre los santos, la que nos enseña el camino de la santidad y nos acompaña», como dice el Papa Francisco; y la Iglesia católica, Madre y Maestra, con su magisterio y sus testigos. Y por último, para triunfar en la vida, hemos de lograr «una gran formación integral, una excelente preparación académica, humanista, religiosa, cultural y en valores esenciales, como son la verdad, el amor, la justicia y la libertad». La chicas «vivieron» anoche una velada entrañable, al calor de la fe y de la esperanza.

* Sacerdote y periodista