Este mes de marzo se han cumplido siete años del inicio de la guerra de Siria. Se calcula que la cifra de víctimas mortales es de al menos 400.000, que 12 millones de personas han tenido que huir de su casa y que 400.000 más están atrapadas en zonas asediadas como Guta Oriental, donde la situación humanitaria es especialmente crítica. Reconozco que he tenido que recurrir a la información disponible en la red para recordar cuál es el origen de la guerra. Da miedo pensar que la chispa que la encendió fue la detención de un grupo de adolescentes que había hecho una pintada en la pared con consignas revolucionarias contra el régimen de Bashar al Asad.

Los fracasos de los intentos de alto el fuego se han sucedido desde el 2016 y las llamadas de las organizaciones humanitarias también. Como uno de los grandes misterios de la humanidad es ver cómo podemos llegar a estar tan sordos ante el grito de auxilio del hermano Geert Cappelaere, director de Unicef para Oriente Medio y África. Emitió un comunicado desesperado a finales de febrero que estaba, literalmente, en blanco. Lo encabezaba la frase «No hay palabras que hagan justicia a los niños muertos, a sus madres, a sus padres y a sus seres queridos» y lo cerraba desafiando a los agresores a encontrar palabras que justifiquen sus barbaridades.

Hace días que pienso en ello. No sabía si era una buena manera de llamar la atención o el reconocimiento de su incapacidad para dar otra respuesta. ¿Qué era, una provocación para que los responsables del desastre den explicaciones o la aceptación de la derrota de la palabra? ¿Tendría más efecto que la fotografía que abría muchas portadas de periódicos e informativos con un niño sacando la cabeza dentro de una maleta? Quizá sí. Hay tanto ruido a nuestro alrededor que a veces va bien recordar que un gran número de cantantes emitiendo el más fino de los pianísimos crea un impacto en el público mucho más cautivador que si cantan a pleno pulmón. Este espacio de la página en blanco es lo que hay que llenar con las preguntas que ya sabemos y con el atrevimiento de nuestras respuestas..

* Periodista