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Para ti, para mí

Antonio Gil

¿Qué fue del mítico 1968?

Acaba de celebrarse un congreso internacional, a finales de enero, en la Ciudad Condal, con el título ¿Qué fue el 1968? Una lectura medio siglo después, organizado por el Ateneo Universitario san Panciano, la Universidad de Barcelona y el Pontificio Comité de Ciencias Históricas. Se trataba de releer en perspectiva histórica, cincuenta años después, la cadena de protestas que sucedieron en Francia y especialmente en París durante los meses de mayo y junio de 1968 y que constituyeron la mayor rebelión estudiantil y la mayor huelga general de la historia de Francia y de toda Europa occidental. Unos hechos iniciados por grupos de estudiantes contrarios a la sociedad de consumo a los que se unieron grupos de obreros industriales, los sindicatos y el Partido Comunista francés. Ha sido enriquecedor el enfoque interdisciplinario del congreso: desde la historia, el trasfondo filosófico, las consecuencias en la ciencia, la política, la educación, el arte, la literatura, el cine y en la vida eclesial. Una de las consecuencias del mayo francés, coincidiendo con el posconcilio, fue la crisis del principio de autoridad. Según Gianni La Bella: «El catolicismo europeo occidental fue dominado en el transcurso de un largo decenio por una paralizante poralización que perdió de vista al verdadero enemigo: el de una sociedad que se estaba secularizando y ponía en discusión los valores y los modelos de vida. La engañosa prospectiva del catolicismo de la disensión fue la de creer poder modificar políticamente a la sociedad para poder reformar y casi revolucionar a la Iglesia». Josep-Ignasi Saranyana, presbítero y profesor de la Universidad de Navarra, manifestaba que «la revolución del 68 es la madre de todas las revoluciones porque, de alguna manera, cierra un ciclo que había empezado mucho antes y comienza una nueva etapa de la cultura humana que no sabemos dónde acabará». Como bien señala en su editorial el periódico Catalunya Cristiana, «la movilización del mayo del 68 puede ayudar a interpretar movimientos posteriores como el de los indignados, cuyas consecuencias siguen vigentes en los partidos antisistema». Para el profesor Francesc Torralba, algunas ideas del mayo francés siguen siendo incisivas en el momento histórico que nos ha tocado vivir: «La crítica al consumismo, la necesidad de empoderar al pueblo, la búsqueda de la emancipación y de la equidad de derechos, el anhelo de la justicia social, el antibelicismo, pero otras pecan de una profunda ingenuidad antropológica y de una clara falta de pragmatismo para articularlas política y socialmente». La historia, suele decirse, es maestra de la vida. Por eso, este tipo de congresos tienen tanto interés. Contemplando lo que ocurrió y sus consecuencias, podemos vislumbrar muchos porqués de lo que está ocurriendo ahora. El mayo del 68 encendió la llama de la fuerza de unas protestas articuladas en el sistema, que vendrían a ser «las urnas de la calle», con la agravante de que su voto lleva incluida la violencia y la destrucción.

* Sacerdote y periodista

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