Nunca sabe uno cuándo va a conocer a un héroe; incluso, nunca sabe uno si alguien que conoce es un héroe. Había coincidido con él en varios eventos familiares. En cierta ocasión, Ignacio me cedió su habitación en una visita familiar a Londres. Pasé un fin de semana con él. Un chaval normal que se estaba buscando la vida fuera de su casa ante la falta de oportunidades en suelo patrio. Uno más.

Su generosidad era exagerada. Para con su familia y para los que tuvimos la suerte de conocerlo. Ayudaba siempre a quien se lo pedía, en pequeñas cosas, cotidianas y diarias. Aún recuerdo cómo una noche hizo de canguro de su sobrina, renunciando a una cita que tenía para facilitarle salir a su hermana --Isita-- y que pudiera venir a cenar con nosotros, sus primos políticos. Nos retrasamos en la hora de regreso y perdió el último autobús. El castigo fue comprarnos bollos para el desayuno.

No estaba llamado a ser mártir de ninguna causa, simplemente lo fue. Su natural bonhomía hizo que acudiera al auxilio de quien le necesitaba, que respondiera a la llamada de socorro cuando nadie lo hacía. No murió defendiendo bandera o patria alguna, murió haciendo el bien sin mirar a quién. No preguntó a quién ayudaba, solamente hizo lo correcto cuando tenía que hacerlo.

Quedan pocos hombres como Ignacio. De suyo hubiese sido correr, no pararse, mirar para otro lado como tantas y tantas veces hacemos, en definitiva huir para salvar la propia vida. Él no lo hizo, él entregó su vida por defender la de otro, él dio su vida por los demás. Sus convicciones católicas le forjaron un carácter más fuerte que la propia naturaleza humana

Hay pocas cosas que puedan reconfortar en este momento a la familia --muy pocas-- pero han de tener muy presente que su muerte no habrá sido en vano. Dios le dará su eterno descanso y a nosotros nos corresponde recoger la cosecha que siembra su muerte. Su ejemplo no será estéril.

No habrá poetas que le canten, ya le cantó Machado; más que un hombre al uso que sabe su doctrina, era, en el buen sentido de la palabra, bueno. Descanse en paz Ignacio Echeverría.

* Abogado