Tal día como hoy, en 1950 y ante la prensa convocada en el Quai d’Orsay de París, Robert Schuman declaraba: «Europa no se hará de golpe ni en una construcción de conjunto. Se construirá mediante logros concretos, creando primero una solidaridad de hecho», en un histórico discurso que se considera el comienzo de lo que ahora es la Unión Europea. La Política Agrícola Común (PAC) ha formado parte del proyecto europeo prácticamente desde sus orígenes, cuando se firmó el Tratado de Roma en 1957, y ha sido un pilar fundamental en su construcción. De hecho, se trata de la única política que se puede considerar verdaderamente común y supone en torno al 40% del presupuesto comunitario.

A lo largo de estos 60 años, la UE ha proporcionado no solo el período de paz más duradero en nuestro continente, sino también innumerables avances y progresos en el plano económico, social y ambiental, gracias al mercado común y al esfuerzo solidario de los Estados miembros. En este sentido, la agricultura y el mundo rural han sido partícipes de este progreso gracias a la PAC.

Andalucía, como la mayor potencia agrícola de España es una de las regiones donde más peso tiene la PAC, por delante incluso de 21 Estados miembros, y hemos experimentado de primera mano el impulso que ha supuesto para nuestros pueblos. En los 30 años en los que viene aplicándose en nuestra comunidad, esta política ha ayudado a construir una gran red de seguridad para el sector productor andaluz y nos ha permitido desarrollar un potente tejido agroindustrial. Gracias a ello, nuestra renta agraria es hoy un 54% mayor que hace tres décadas en términos constantes (teniendo en cuenta la evolución del IPC), superando los 8.800 millones de euros. Un sector que aporta en torno al 8% del PIB andaluz y al 10% del empleo. Pero sin duda, lo que más llama la atención es el crecimiento de nuestras exportaciones agroalimentarias, que desde 1995 --primer año del que tenemos cifras- se han multiplicado por cuatro, superando en 2016 la barrera de los 10.000 millones de euros.

Aún hoy los cinco objetivos con los que nació la PAC siguen totalmente vigentes: el aumento de la productividad agrícola, garantizar un nivel de vida equitativo a la población agrícola, estabilizar los mercados y garantizar un suministro seguro de alimentos a precios razonables.

Si queremos seguir contando con una Europa fuerte y unida, tener una PAC sólida es fundamental. En un momento tan delicado como el actual, con voces críticas y un socio tan importante como el Reino Unido que ha pedido abandonar la UE, necesitamos más que nunca fortalecer la estructura y los principios sobre los cuales hemos construido este edificio común. Si lo debilitamos, peligra toda la estructura.

Por ello, desde Andalucía defendemos una PAC fuerte y adaptada a los nuevos retos, como el cambio climático, la globalización, los cambios demográficos o una mayor exigencia de los consumidores. En este sentido, hemos trasladado nuestra posición en la consulta pública abierta por la Comisión Europea, que se puede resumir en seis puntos:

--Es necesaria una PAC fuerte, tanto desde el punto de vista presupuestario como legal, que proporcione un marco estable.

--Hay que mantener las ayudas a la renta a través de pagos directos al agricultor, ya que constituyen el mejor medio para alcanzar los objetivos específicos de la PAC y los nuevos retos ambientales, sociales y territoriales a los que se enfrenta la Unión Europea en el futuro.

--Ha de tenerse en cuenta la diversidad de las producciones y territorios en las distintas regiones que la conforman.

--Mantener la sostenibilidad en tres ámbitos principales, social, económico y medioambiental. Este tipo de agricultura genera empleo, mantiene un mundo rural vivo, respeta el medio ambiente y contribuye al mantenimiento de ecosistemas valiosos y de su biodiversidad.

--Garantizar un desarrollo rural en el que se fomenten las inversiones innovadoras y la modernización de las explotaciones, permitiendo el relevo generacional y el papel activo de la mujer.

--Una PAC que apueste por la simplificación como una prioridad, no solo en términos legislativos, sino también en su aplicación y en la realización de los controles de los requisitos mediante la digitalización de la agricultura y la aplicación de las nuevas tecnologías.

Con estas premisas, hemos mostrado nuestro apoyo al Gobierno de España en la negociación que ahora se inicia, ante la puesta en duda del modelo de esta política por algunos Estados miembros. Sin duda, la nuestra es una voz que debe ser escuchada, pues somos un actor destacado, con el sector agrario más potente de España y una agricultura muy diversa donde se aplican casi todos los aspectos de la PAC. Por ello, una PAC que sea buena para Andalucía también lo será para España y la UE.

El proyecto europeo está construido sobre una base de derechos y obligaciones, y esto ha supuesto un sacrificio y un esfuerzo para todos, pero también ha generado beneficios. Nadie dijo que fuera a ser fácil, y las palabras de Schuman nos lo anticipaban. Sin embargo, a pesar de los aspectos negativos que algunos se empeñan en destacar, el balance sigue siendo muy positivo. Por ello, debemos seguir trabajando para que cada 9 de mayo tengamos mucho que celebrar, conmemorando la paz y la unidad en el continente que ha traído la UE, con unos principios que tienen hoy aún más vigencia si cabe.

* Consejera de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural